viernes, 25 de noviembre de 2016

El parto de Martí - versión Aroha

Durante varios meses os hemos estado explicando cosas sobre diferentes temas, la mayoría basados en nuestras experiencias, pero el post de hoy es un post especial, al menos para nosotras. Estos dias hace un año que nos convertimos en madres, hace un año que entramos a formar parte de ese mundo, para nosotras, mágico, apasionante y veloz. Sobretodo veloz, porque este año se nos ha pasado volando, casi en un pestañear. Es increíble como ver crecer a un niño te ayuda a darte cuenta que el tiempo pasa muy rápido y nunca para… Bueno, no nos pongamos trascendentales y hagamos un poco de memória, Hoy os explicaremos cómo fué el parto de Martí. El post de hoy es des del punto de vista de Aroha y el de la semana que viene des del punto de vista de Gina, esperamos que disfruteis con ellos.

Era domingo, yo ya estaba de 41 semanas, Gina estaba a punto de irse a la cama cuando me dijo que no le apetecía nada ir a trabajar al día siguiente. Justo antes de dirigirse a la habitación le dijo a mi barriga: Venga Martí, que la mama quiere conocerte ya!!Era las 12 de la noche, llevaba menos de media hora estirada en el sofá viendo una peli que no logro recordar, cuando de golpe noté un plof. Intrigada fuí a ver qué pasaba, ya que yo me encontraba perfectamente, no tenía ningún tipo de dolor y no esperaba que saliera nada en ese momento (Os tengo que confesar, que me esperaba empezar el parto con contracciones que irían aumentando hasta ser insoportables). Nada más levantarme del sofá, un chorro de agua  a lo cataratas del Niágara me resbaló piernas abajo. En ese momento tengo que admitir que la histeria invadió todo mi ser y  mi cuerpo empezó a temblar.

Después de ir al baño y comprobar que el líquido que perdía no era sangre sino agua transparente, fui a despertar a Gina, que la pobre no llevaba ni veinte minutos durmiendo. Lo gracioso es que aunque estaba muy segura, la frase que me salió fué: - Gina, creo que he roto aguas… A lo que ella contestó: - Cómo que creo? Gina se levantó de un salto e inspeccionó la situación. Como todo estaba normal, decidimos esperar en casa algunas horas. Durante la espera, estuvimos descansando en el sofá. Lo ideal hubiera sido dormir un rato, pero los nervios nos lo impidieron. Comimos un poco y nos duchamos. Hacia las cinco de la madrugada decidimos irnos al hospital, recuerdo ese momento con mucho cariño. Nosotras vivimos a tres calles del hospital donde habíamos decidido que nacería Martí, así que desde un principio teníamos decidido que iríamos a pie. Caminábamos las dos solas, por las calles oscuras y solitarias, sabiendo que era el último “paseo”  en el que seríamos dos. 

Al llegar al hospital, en el mostrador de admisiones, nos dijeron que era la noche de las parturientas y estaba la cosa bastante saturada. Como la ginecóloga no podía atendernos en ese momento, nos pusieron en la sala de monitores para controlar la situación y hacer tiempo. Después de dos horas y colocarme una vía intravenosa, me hicieron pasar a la consulta de la ginecóloga, donde para nuestra sorpresa, al quitarme la parte inferior de la ropa un líquido verde me corría piernas para bajo. 

Después de explorarme y comprobar que de momento todo estaba correcto, la doctora nos explicó que el bebé había sufrido estrés y había defecado en el líquido amniótico, de ahí su color verde, y para no correr el riesgo de sufrir una infección teníamos que intentar acelerar al máximo el parto. También me explicó que estaba muy verde ya que tenía el cuello del útero intacto, por lo que tendría que medicarme.

Me puse una bata sexi, ya sabeis, de esas que se atan por la espalda con una tira y dejan todo tu trasero al aire, unas bragas de papel y una super compresa. Gina se tuvo que ir a cambiar y se llevo toda mi ropa empapada en una bolsa de basura. Mientras tanto, me instalaron en un habitación muy pequeña, donde apenas cabía una cama y una silla de plástico. Una comadrona muy amable me explicó que lo primero que me suministrarían para ayudar a borrar el cuello del útero serían prostaglandinas. Estas te las administran en una especie de tira de papel que la comadrona te introduce dejándola lo más arriba posible. Aunque la comadrona intentó hacerlo lo más cuidadosamente que pudo, el dolor fué bastante insoportable. 

No recuerdo cuanto tiempo estuvimos allí, simplemente recuerdo que empezaron las contracciones y con cada una de ellas tenía que levantarme de la cama y como no tenía espacio para moverme, tenía que apoyar las manos en la pared e intentar rotar la cadera. Necesitaba ir al baño, moverme, más espacio….

Aunque estaba bastante concentrada en controlar el dolor de las contracciones, vi que Gina salió varias veces del box y cada vez volvía más enfadada. No era capaz de controlar el tiempo, pero tenía la sensación de que hacía una eternidad que nadie venía a comprobar cómo avanzaba la cosa. Después de una de las salidas de Gina, apareció una comadrona que venía a revisar cómo iba la cosa. Si soy sincera, tenía la esperanza de oír algo así como que ya estaba muy dilatada y quedaba poco para empezar a puja, pero todo lo contrario. La comadrona, de muy malas maneras hundió mis esperanzas y me desmoralizo al decirme que no había avanzado absolutamente nada. Llevaba todas esas horas  aguantando los dolores sin quejarme, intentando focalizar mis fuerzas en el pensamiento de que pronto vería a mi hijo y no había avanzado nada? absolutamente nada?

A partir de ese momento mis fuerzas empezaron a fallar, estaba muy cansada, dolorida y desmoralizada y además me faltaba espacio!! Creo que gracias a las repetidas quejas de Gina por fin nos cambiaron a una sala de parto, aunque el dolor de las contracciones era el mismo la cosa cambió bastante. La nueva habitación era muy amplia, disponía de wc para mi, pelota, un larguísimo pasillo iluminado por el sol (Gina me explicó que en realidad era cortito), una silla cómoda para Gina… 



Otra vez apareció la simpática comadrona (ironía modo on)  y me volvió a repetir el tacto para comprobar la situación. De ese momento no recuerdo más que un dolor extremo, se me juntaba el dolor de una contracción con el dolor que me provocaba la mano de la comadrona. Cerré los ojos para intentar controlar mi cuerpo y al abrirlos la habitación estaba llena de gente. No entendía qué había pasado, de dónde había salido tanta gente? cuando habían llegado? Por qué Gina estaba pálida y asustada? Días después Gina me explicó que durante ese tacto el corazón de Martí se paró y la comadrona tuvo que pedir refuerzos médicos.  

Después del momento de crisis, la comadrona me dijo que tenía que caminar para ayudar a acelerar la cosa. Justo al lado de la habitación había un pasillo, en esos momentos, en los que tenía contracciones cada dos minutos, el pasillo me pareció eterno,  pero Gina insiste en que era corto. Intentaba caminar pero ya no me quedaban fuerzas, llevaba más de 24 horas despierta y estaba agotada. Estaba tan cansada que me dormía entre contracciones y soñaba y todo!!

Durante todo el embarazo pensaba en ponerme la epidural y me aterrorizaba el pensar que me tenían que pinchar en medio de la espalda con una aguja tan grande mientras me quedaba muy quieta, aun y teniendo contracciones, pero en esos momentos lo único que deseaba es que el dolor parara de una vez. Pedía que me pusieran ya anestesia o que me dejaran un bisturí para sacarme a Martí yo misma (lo que hace la desesperación!!)

La comadrona que me había atendido hasta el momento desapareció, yo pensaba que había acabado el turno, pero al día siguiente Gina me explicó que continuó por allí aunque dejó de atender nuestro parto. De pronto apareció una nueva comadrona, se llamaba Olga, entró con una actitud diferente, cambiando el clima de la habitación. Atenuó las luces, le dió un aceite a Gina para que me lo untara en las muñecas, me dió indicaciones para respirar mientras tenía una contracción y me prometió que en cuanto se pudiera llamaría a la anestesista. Creo recordar que se instaló en nuestra habitación a hacer papeleo.  Olga me realizó un tacto y al ver que solamente me quedaba un centímetro de cuello, decidió llamar a la anestesista para administrarme la epidural.  Al llegar la anestesista, recuerdo haberle dicho: Nunca había deseado ver a nadie tanto como tu!!!

Hicieron salir a Gina de la habitación. Yo me tuve que sentar atravesada en la cama, muy cerca del filo, con la espalda arqueada y quedarme muy quieta mientras me pinchaban. Me pusieron el típico gorro de papel, me abrieron la bata por la espalda y me la untaron de yodo. El hecho de no poderme mover aún hacía que me pusiera más nerviosa y mi cuerpo temblara. Olga para ayudarme me sujetaba el cuerpo con fuerza por los hombros mientras yo me cogia a su cintura. El pinchazo que me aterraba resultó ser rápido e indoloro!! Me pegaron el cable por el que me irían suministrando más anestesia por la espalda y me ayudaron a recostarme con cuidado en la cama.



Segundos más tarde, todos los dolores que parecían partirme por la mitad desaparecieron y aunque notaba la barriga endurecerse no notaba las contracciones. Gina volvió a entrar en la habitación y me dijo: ahora vuelves a ser tu!!

Olga nos explicó que ahora que las contracciones no me dolían, iría aumentando la cantidad de oxitocina que me suministraban por vena, siempre controlando el ritmo cardíaco de Martí, para intentar acelerar el proceso de dilatación. Aunque nos advirtió que posiblemente nos quedaban muchas horas por delante y que Martí nacería al día siguiente. Eran las cuatro de la tarde y llevábamos muchas horas sin dormir ni comer, así que mientras yo intentaba dormir un rato (cosa que no conseguí), Gina salió a la sala de espera para encontrarse con su madre y comer alguna cosa que esta le había traído al hospital. 

Olga estuvo todo el rato pendiente de nosotras pero sin hacerse notar, controlaba la gráfica de los monitores, me suministraba oxitocina, los antibióticos (al llevar el saco amniótico roto tantas horas tenían que suministrarme medicación para evitar una infección, además también había dado positivo en la prueba de estreptococos)….  A las dos horas, y sin mucha esperanza, me volvió ha hacer un tacto para comprobar la dilatación, y para su sorpresa ya estaba dilatada del todo y lista para pujar.

Preparó la habitación para empezar el proceso del expulsivo, colocando un espejo ante mi para que me pudiera concentrar en los pujos, enfocándome con una lámpara, guardando los pies de la cama y colocando en su lugar los estribos donde apoyar las piernas… Cuando todo estuvo listo, me explico como tenía que empujar y coger aire para ayudarme, y me preguntó si quería una nueva dosis de epidural.  Yo empezaba a notar las contracciones pero no sentía mucho dolor, así que la rechace. 

Olga me dijo que yo marcaba el ritmo, con cada contracción que notara tenía que empujar con todas mis fuerzas aguantando la respiración. Al principio no sabes si lo estás haciendo bien, ya que entre que no tienes casi sensibilidad en la zona y no tienes claro donde tienes que focalizar la fuerza, es bastante complicado, pero rápidamente Olga me dijo que siguiera así que Martí ya estaba cerca. Hubo un momento que me dijo: Si no te quieres rajar, a partir de ahora me harás caso. Sí yo te digo respira y no empujes, lo haces!! 

Ella acababa el turno a las ocho y quedaba poco tiempo, después de mirar varias veces el reloj, me dijo que no me preocupara que nos dejaría en buenas manos. Cinco minutos después de su hora Olga debía marcharse, ya que tenía una cita ineludible y no sabía si el parto se alargaría mucho. Entró el nuevo turno, y aunque la atmósfera cambió, yo seguía concentrada en empujar. Recuerdo ese momento muy rápido, empujé un par de veces más y note un plof en dos tiempos. La nueva doctora (de la que no recuerdo ni la cara ni el nombre) le quitó el cordón del cuello a Martí (lo llevaba con una vuelta en el cuello y cruzado en el pecho a modo bandolera), se lo cortó (según nuestro plan de parto queríamos que lo hiciera Gina, pero el nuevo equipo médico ni se lo miró. En ese momento no fui muy consciente pero después cuando le he podido dar vueltas me arrepiento de no haber impuesto nuestra voluntad) y me lo colocó sobre el pecho. Me impactó ver la cabeza apepinada de mi bebé sobre mi pecho, pero en cuanto se puso a llorar ya nada importó!!

Tenía a Martí sobre mi pecho calentito e indefenso, fué una sensación increíble!! Cuando me aseguré que mi hijo estaba bien, mi mente volvió a centrarse en la doctora, que hablaba con la enfermera sobre si me cosían o no. La anestesia empezaba a desaparecer y pensar que me tenían que coser me creaba ansiedad. Por suerte sólamente me pusieron un punto y no noté absolutamente nada. Martí se enganchó al pecho sin problemas y estuvimos mucho rato haciendo piel con piel, hasta que la enfermera lo cogió para pesarlo, medirlo, … eso sí, sin separarse mucho de nosotras.  Cuando estuvo listo lo colocaron en brazos de Gina. Ya éramos una familia!!! 

domingo, 13 de noviembre de 2016

DIY: nuestra cesta de otoño

Hace unos días que el frío ha llegado a nuestros hogares y con él, definitivamente el otoño se instala entre nosotros. Esta estación nos trae cosas muy interesantes y divertidas: las hojas secas, las setas, las castañas, las granadas... El otoño nos abre una gran posibilidad de experimentación, es por eso, que junto a Martí, hemos preparado una cesta de otoño para manipular, tocar, oler, hacer sonar, probar...



Se trata de una cesta de mimbre (en nuestro caso es de Ikea) llena de objetos naturales relacionados con el otoño. Nuestra cesta se divide en tres tipos de objetos.

En primer lugar, un domingo por la mañana cargamos a Martí en la mochila y fuimos a recoger elementos del bosque. Martí se lo pasó genial cogiendo piñas, palos, corteza, hojas... Creemos que es importante hacer partícipes a los niños de la creación de un material nuevo. Aunque nos pueda parecer que aún son muy pequeños o que no se enteran, se van quedando con cosillas y cuando ven esos objetos en casa ya no les son tan desconocidos. Así, los
primeros elementos de la cesta son sacados directamente del bosque. Buscamos piñas de diferentes tamaños y tipos (tenemos pendiente añadirle unas en forma de flor que crecen cerca de donde trabaja Aroha), pusimos un palo, varios trozos de corteza de diferentes tamaños (nos falta añadir corteza de alcornoque) y unas hojas de diferentes arboles. Para elegir las hojas buscamos algunas que no se rompieran con facilidad, así Martí puede jugar con ellas y no pone el comedor perdido de trocitos de hoja. 

En segundo lugar compramos unas frutas de otoño. Pusimos una naranja, una mandarina, una granada y un limón que teníamos en casa (si, el limón no es de otoño, pero como estaba en la nevera desde hacía mucho...) Esta parte de la cesta es la que hemos tenido que renovar más a menudo ya que Martí clava el diente en la naranja y en la mandarina y en un par o tres de días se ponen feas.

Finalmente, hemos puesto unos frutos secos con cáscara y unas calabazas decorativas. Hemos añadido nueces, unas castañas gigantes y unas almendras. Esta parte es la más delicada de la cesta, pero como Martí siempre juega con nuestra supervisión, si en un momento dado se pone toda
una almendra en la boca nosotras lo invitamos a sacársela, sobretodo porque nos da miedo que se pudiera atragantar (aunque es más nuestro miedo que el riesgo real). Tenemos pendiente conseguir unas calabaza secas, que seguro que a Martí le encantan.

Así pues, estos días Martí juega muy a menudo con su cesta. Se la ofrecemos casi cada día ya que le encanta manipular la fruta, la muerde, la hace rodar, la sigue... Coge las castañas y da golpes con ellas, se pone los frutos secos en la boca... Martí es un bebé bastante destructivo (las torres no duran más de dos segundos), así que también disfruta mucho vaciando la cesta. Va sacando los elementos uno a uno, algunos los tira sin ni mirarse-los y otros los coge y está mucho rato manipulándolos.

A la hora de ofrecerles este tipo de material es importante revisarlo antes de cada uso por si algún elemento se ha estropeado y es necesario remplazarlo. Ya os digo, nosotros tenemos que cambiar la mandarina y la naranja un par de veces por semana. Además es importante ir viendo cuales son las preferencias del niño. Se pueden ir añadiendo y quitando elementos en función del interés del bebé. Nosotras hemos ido añadiendo elementos y quitando algunos, los cuales vuelven a aparecer al cabo de unos días. Es importante no saturar la cesta demasiado, a veces es mejor poner 5 o 6 elementos a llenarla en exceso. Así el peque centra más su atención en los objetos que le presentas. 

Esperamos que os animéis a hacer una cesta de otoño con vuestros peques y colguéis las fotos con el hastag #dosmamisenconstruccion.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Ventajas e inconvenientes del BLW

La semana pasada os hablamos del método BLW como método para introducir la alimentación complementaria, y como todo, este método, según nuestra opinión, tiene múltiples ventajas, pero también tiene algunos inconvenientes. Veamos-los:

VENTAJAS:

Como es el bebé el que toma la iniciativa, este adquiere confianza y seguridad en si mismo.

Como controla qué come, cómo lo come y no es forzado a comer, las comidas se vuelven un espacio para experimentar, compartir y disfrutar. 

Compartiendo las comidas con la familia, el niño aprende por imitación de forma natural. Asimismo, les ayuda a aprender las costumbres propias de su cultura: el uso de la servilleta, los cubiertos...

Ayuda a tener una actitud saludable ante la comida. Como el niño decide lo que come y qué cantidad, no se harta en exceso. Esto hace que no se le ensanche el estómago y por lo tanto ayuda a prevenir la obesidad.

Da la oportunidad de aprender sobre los alimentos: color, textura, sabor, tamaño ... Con el puré todo tiene el mismo color, sabor y textura. 

Ayuda a desarrollar la coordinación viso-motora, la motricidad fina y el desarrollo de los músculos faciales. Esto les ayudará más adelante en cosas como la escritura, el habla, los deportes …

Les ayuda a aprender que hay cosas comestibles y cosas que no.

Hay estudios que dicen que los niños que han gestionado su proceso de alimentación eligen una dieta más saludable a largo plazo y tienen menos miedo a probar cosas nuevas.

Como la lactancia se prolonga, ésta ofrece beneficios para el sistema inmunitario y les aporta más cantidad de nutrientes, haciendo que la lactancia se mantenga como principal fuente de alimentación y por tanto, si el niño come poca alimentación complementaria sigue estando bien nutrido.

El método resulta más práctico y económico ya que no hay que preparar una comida especial para el niño, sino que éste come como el resto de la familia y al mismo tiempo. No requiere que una persona le de la comida y por lo tanto puede hacerlo en el mismo momento que el resto. Además, resulta muy cómodo a la hora de comer fuera, ya que no hay que llevar nada preparado, el niño podrá comer en cualquier restaurante, por ejemplo.

Como se introducen los alimentos uno a uno es fácil detectar alergias. Asimismo, al mantener la lactancia materna, ésta aporta defensas para reducir las reacciones. Además, como al principio comen muy poca cantidad, la reacción será mínima.

INCONVENIENTES:

Como el niño come de forma autónoma, a menudo tira comida en el suelo, se embadurna ... eso hace que a veces resulte un método más sucio que comer triturados.

A veces tiras comida, ya que el niño no quiere comer.

A diferencia de los purés, con el BLW no controlas lo que el niño come.

Sobretodo al principio, los bebés se atragantan (que no ahogan) cuando comen, esto es un reflejo natural del pequeño, pero las primeras veces una se asusta un poco al ver la reacción.

Pero sin duda, el peor inconveniente es que al ser un método aplicado por una minoría, a menudo la gente de tu alrededor te cuestiona. Muy probablemente mucha gente de tu familia no entenderá porqué quieres ir contracorriente y como permites que tu hijo se atragante o se tenga que esforzar tanto para poder comer. A veces debes librar una lucha para que la gente respete la forma que has elegido para alimentar a tu hijo

Así pues, según nuestra opinión personal, estos son los inconvenientes y ventajas del método, estáis de acuerdo? Le veis otras ventajas o inconvenientes? Venga, animaros a comentar, que sabemos que sois muchos los que nos leéis!!

domingo, 30 de octubre de 2016

Baby led qué?

Si nos seguís des del principio, ya sabréis que somos maestras, una de educación infantil y la otra de educación especial. Nuestra carrera profesional nos ha llevado a conocer a muchos niños y a verlos comer. Hemos dado vueltas por muchos jardines de infancia y comedores escolares y hemos visto a muchos niños sufriendo delante de la comida, negándose a ponerse nada en a boca, incapaces de comer carne porqué se les hace bola, que a los tres años siguen comiendo triturados, niños que les cuesta pronunciar algunos fonemas porqué tienen poca tonicidad en los músculos mandibulares... Todo esto nos hizo plantearnos qué situaciones no queríamos vivir en nuestra casa con nuestro hijo, y en nuestra búsqueda de una vía alternativa de alimentación fue cuando descubrimos el Baby Led Weaning. 

La traducción literal de Baby Led Weaning (a partir de ahora BLW) es el bebé se autodesteta. En castellano se traduce como el niño come sólo, pero pensamos que esta traducción pierde parte de la esencia del título original inglés donde el bebé es el protagonista de su proceso de alimentación y decide como avanza en este para poder llegar a comer como los adultos.

Así, el método BLW de introducción a la alimentación complementaria se basa en hacer protagonista al bebé de su proceso de destete (ya sea materna o de fórmula), donde éste come des de un principio sólidos de forma autónoma y se autorregula, decidiendo qué come, qué cantidad, a qué velocidad... tal y cómo lo hacia hasta ese momento. Por lo tanto, el bebé es quien regula su proceso de transición de la lactancia a la alimentación sólida, partiendo des del primer momento de los sólidos, sin pasar por las papillas ni los triturados, comiendo solo, decidiendo qué come de lo que se le ofrece, qué cantidad ingiere, a qué velocidad, imitando al adulto... Así, de forma autónoma, el bebé aprende a alimentarse tal y cómo lo hará el resto de su vida. 

Este método se basa en la idea de que cada bebé desarrolla sus habilidades de forma natural si se le ofrecen situaciones de aprendizaje de calidad. De la misma manera que cada niño gatea, camina y habla cuando está preparado, simplemente ofreciéndoles situaciones para qué lo puedan desarrollar (dejándolos en el suelo, hablando con ellos...) con la alimentación es igual, si se le ofrece comida y situaciones de calidad dónde él pueda probar, el bebé aprenderá a comer. 

Próximamente hablaremos de las ventajas e inconvenientes del BLW. Si os interesa, no dejéis de seguirnos!

viernes, 21 de octubre de 2016

Un poquito de historia

No sabemos si vosotras sois personas a las que les gusta investigar el porqué de las cosas, pero nosotras, que como ya os hemos explicado en otros posts, somos de las que leemos y buscamos información sobre todo, a veces también nos cuestionamos el porqué hacemos actualmente las cosas de una manero u de otra. Así que el post de hoy va de eso, es un post donde queremos compartir curiosidades y un poquito de historia. 

Cuando Martí ya había nacido y tenía unos meses de vida, nos empezamos a plantear qué método queríamos utilizar para introducir la alimentación complementaria. Y en esos momentos, en las que una se pone a divagar, nos preguntamos: ¿por qué se le dan papillas a los bebés? ¿Se ha hecho siempre? Si siempre se le ha dado triturados a los bebés, ¿cómo lo hacían antiguamente, cuando no había batidoras? Y para poder satisfacer nuestras mentes curiosas nos pusimos a recabar información sobre el tema. 

 
Las nodrizas o amas de cría han existido desde tiempos muy remotos, ya en la época romana se utilizaban, de hecho, en algunos países del tercer mundo se siguen usando. Su primer papel inicial era el de substituir a aquellas madres que por algún motivo no podían alimentar a sus hijos, ya fuera por partos múltiples, enfermedad, o escasez de leche. Pero con el paso de los años su papel poco a poco fue cambiando y más que alimentar a niños por necesidad pasó a convertirse en un trabajo muy cotizado entre las familias de clase alta. Amamantar a los bebes era algo casi deshonroso para las mujeres de clase alta, así que eran las amas de cría las que acostumbraban a hacerlo durante largos períodos de tiempo. 



Debido a la revolución industrial y a la invención de la leche artificial, su papel fue cayendo en desuso y fue entonces cuando los médicos decidieron asumir el papel de consejeros de lactancia. Aunque los médicos reconocían que la lactancia materna era la mejor manera de alimentar a los bebés, les impusieron a las madres un horario estricto. Tenían que alimentar a sus hijos cada tres horas, diez minutos de cada pecho. Lo que no sabían los médicos en ese momento era que para que la madre pudieran producir suficiente leche para cubrir las necesidades de sus hijos estos tenían que mamar con más frecuencia de la que ellos mismos recomendaban. Así, las madres empezaron a tener escasez de leche y los médicos empezaron a recomendar las leches de fórmula, que en aquella época, además de ser difíciles de preparar no eran tan beneficiosas como se creía. 


Así, los bebés empezaron a enfermar con más frecuencia y algunos sufrían desnutrición. Los médicos creyeron que para aportar los nutrientes que faltaban, la solución era introducir los “sólidos” antes. Hay que recordar que en aquella época se creía que contra más rollizo estaba el bebé más sano estaba. 

Y a partir de entonces los bebés empezaron con la alimentación complementaria entre los dos y los tres meses de edad. Y claro, a esa edad el pan, las galletas duras y los huesos lisos, que anteriormente se daban a partir de los ocho meses (sobretodo para aliviar el dolor de la dentición) no eran el mejor alimento que se les podía ofrecer. Además, un bebé de menos de 6 meses aún no tiene el sistema digestivo preparado para tomar alimentos sólidos, así que era impensable que ese bebé comiera como el resto de la familia. 


A partir de ahí las empresas vieron que había un mercado nuevo que cubrir y empezaron a comercializar papillas y potitos. Y aquí empieza la historia de los triturados y las papillas para bebés. Como pasaban de la leche a la alimentación complementaria demasiado pronto no se les podía dar la comida a trozos, así que se les preparaban papillas para que pudieran comer algo más que leche. El inicio a la alimentación complementaria ha ido variando (de los 3 meses pasó a los 4 y de los 4 a los 6), pero a pesar de ello se ha mantenido la creencia de que los bebés primero deben acostumbrarse a los triturados antes de empezar con los sólidos. 


La semana que viene os hablaremos de nuestra experiencia con este proceso.

viernes, 7 de octubre de 2016

Nuestra opinión sobre... la cuna Next 2 me

Esta semana hemos dicho adiós a la minicuna de Martí. Des de mucho antes de que nuestro hijo naciera teníamos claro que queríamos practicar el colecho, pero preferíamos no tener a nuestro bebé en nuestro colchón, sino que queríamos que usara una cuna adosada a nuestra cama. Es por eso que, tras valorar las diferentes opciones del mercado, nos decidimos por la minicuna Next 2 me. 

La Next 2 me es una minicuna de la marca Chicco. Aguanta hasta los 9 quilos y está homologada hasta los 6 meses. Esta minicuna tiene la diferencia respecto a las otras de que uno de los lados puede abrirse mediante unas cremalleras de modo que se puede acoplar a la cama de matrimonio. Además cuenta con 6 alturas diferentes que permiten adaptarla a la medida de la cama. A su vez, las patas se pliegan de manera que se puede acoplar a canapés. Se trata de una cuna de lona con la base metálica. Finalmente, tiene ruedas en una de las patas para poderla transportar. Una cuna perfecta, verdad? 



Hace ya más de un año que tuvimos que comprar la minicuna y en ese momento no había nada más parecido en el mercado, así que tras ver la descripción del producto, sin duda vimos que la Next 2 me era la cuna que necesitábamos. Qué equivocadas estábamos... 



El día en que montamos la cuna tuvimos nuestra primera decepción. Nosotras tenemos un canapé con un colchón muy alto, cual fue nuestra primera sorpresa cuando al montar la cuna nos dimos cuenta de que los 6 niveles que ofrecía no eran suficiente para llegar a la altura de nuestra cama. Así pues, ya de primeras, Martí no quedaba al nivel de nuestro colchón sino unos cinco centímetros por debajo. Bueno, era solo un pequeño problemilla frente a las múltiples ventajas que ofrecía nuestra maravillosa cuna. 



El segundo problema surgió cuando nació Martí y quisimos trasladar la minicuna de la habitación al comedor. En casa tenemos un largo pasillo para llegar de un sitio a otro, pero se trata de un pasillo con medidas estándar, no muy estrecho ni muy ancho, con puertas estándar. Pues segundo problema: las patas de la minicuna no pasaban por las puertas, con lo cual las teníamos que plegar para poder trasladar la cama. Así pues, esas maravillosas ruedas no nos servían para nada, ya que con las patas plegadas las ruedas quedaban inutilizadas. Y para más inri, las patas no tienen un tope que las mantenga plegadas, sólo se mantienen plegadas cuando están en contacto con el suelo, cuando las patas se levantan vuelven a su posición original. Así pues, no solo teníamos que trasladar la cuna con las patas plegadas, sino que tuvimos que idear un sistema con unas cintas para mantenerlas plegadas a pesar de que éstas no estuvieran en contacto con el suelo. Bueno, segundo problema, que nos causaba algún inconveniente más, pero claro, la cuna tenia tantas otras ventajas... 



Así pues, de momento teníamos una minicuna de colecho que no llegaba a la altura de nuestra cama y que era dificilísima de trasladar por casa... 


El tercer problema llegó cuando tocó poner a Martí a dormir allí. Ya des de la primera noche, llevábamos a Martí profundamente dormido y era ponerlo en la minicuna y de pronto: AAAAAHHHH! Se ponía a llorar desconsoladamente. Intentamos ponerlo de mil maneras, sacado nuestros dotes de ninja, pero nada, como mucho aguantaba en la cuna 10 minutos. Así, estuvimos probando con ella durante los dos primeros meses de vida de nuestro hijo. Al final nos rendimos y lo pasamos a nuestra cama. A los cinco meses decidimos volver a probar la cuna. Lo intentamos unos quince días, pero a lo sumo dormía 1 hora dentro de nuestra maravillosa minicuna, mientras que durmiendo en nuestro colchón dormía 3 o 4 horas seguidas. Así pues, finalmente nos dimos por vencidas. La cuna ha estado montada hasta ahora, en parte porque siempre hemos tenido la esperanza de que algún día Martí la usara, pero ahora que ya pasa de los nueve quilos debemos aceptarlo, nuestro hijo no va a usar nunca nuestra supersonica minicuna. Así pues, durante estos meses ha sido un sitio perfecto para guardar cojines que después usábamos para asegurar a nuestro hijo en nuestra cama, como mesilla de noche gigante, para hacer de barrera para que Martí no cayera de la cama... vaya exactamente para lo que la compramos... 



Así pues, nuestra opinión sobre la minicuna Next 2 me no es demasiado positiva. En primer lugar no es una cuna pensada para trasladarla por una casa estándar. En segundo lugar, no se adapta a todas las camas. Y finalmente, a nuestro hijo no le ha parecido lo suficientemente cómoda para dormir. Si ahora, sabiendo lo que sabemos, tuviéramos la oportunidad de decidir si comprar una minicuna o no, sin duda nos ahorraríamos el gasto, seguramente no compraríamos ninguna minicuna directamente.

domingo, 2 de octubre de 2016

Educar en tribu

Como ya hemos explicado en otras ocasiones, nosotras somos de esas personas que antes de tomar una decisión o de hacer una compra nos documentamos, buscamos opiniones, leemos libros... Es por eso que cuando nos propusimos ser madres, Aroha y yo empezamos a buscar información sobre diferentes temas de maternidad y clínicas de fertilidad. 

Uno de los sitios donde encontramos más opiniones fue en un foro catalán llamado SocPetit. Así, poco a poco nos hicimos asiduas a él. Un día, navegando por allí encontramos un grupo titulado madres de noviembre de 2015. Aroha se unió rápidamente al grupo. Como el título explicaba, éste estaba formado por madres que tenian que dar a luz en noviembre de 2015 (igual que nosotras). El hilo del foro llevó a crear un grupo de Facebook y el grupo de Facebook derivó en un grupo de Whatsapp. Así, 20 madres muy diferentes, con trabajos muy diversos, compartíamos dudas, situaciones y conocimientos sobre el embarazo y la maternidad. Este grupo fue de gran ayuda sobre todo para Aroha. Alrededor nuestro no había nadie más embarazado o con bebés pequeños y nuestros conocidos con hijos tienen formas de educar que se alejan de lo que nosotros teniamos planeado para Martí. Gracias al grupo nos dábamos cuenta de que todo lo que estabamos pasando era normal, que las nauseas, el dolor de ciatica, el cansancio... todo era habitual. Así, gracias al grupo no nos sentiamos solas. Cuando hace tiempo que has pasado por un embarazo o por la maternidad los recuerdos que conservas suelen estar algo diluidos. Así, muchas veces preguntas a gente de tu alrededor como fue su embarazo y muy probablemente te diran que fue un camino de rosas. Probablemente no recordaran lo cansadas que se sentian, lo sensibles que estaban, como les dolía la espalda... 



Y de ahí sacamos el concepto de educar en tribu. Cuando eres madre no duermes, vas cansada, hormonada hasta los topes... y además mucha gente de tu alrededor se cree con el derecho de opinar y meterse en todo lo que haces. Muchas veces te sientes un bicho raro, poco comprendida... Para nosotras ha sido clave el hecho de buscar grupos, ya sea via whatsapp o presenciales, donde compartir dudas, preocupaciones o simplemente donde expresar como nos sentíamos sin ser juzgadas, donde otras madres que han pasado por situaciones como las tuyas te ponen la mano en el hombro y te dicen: es normal que te sientas así, yo también pasé por esto, pero no te preocupes, todo pasa. 


Hay muchos grupos de este tipo. En los centros de salud se ofrecen cursos preparto y post parto. También se ofrecen grupos de lactancia en centros cívicos, grupos de porteo, o simplemente grupos de acompañamiento a la maternidad. Además suelen ser grupos donde la mayoría de los asistentes son pro lactancia materna y buscan una crianza respetuosa para sus hijos, con lo que situaciones que para mucha gente de tu alrededor parecen de otro planeta, en este tipo de grupos son de lo más normal. Por ejemplo, no es raro encontrar familias que aplican el método BLW de introducción a la alimentación complementaria o siguen las pautas del movimiento libre de Pickler (hablaremos de estas dos corrientes en próximos posts).


En este post queremos agradecer a todas estas madres que han formado y siguen formando tribu con nosotras en el embarazo y la crianza de Martí, en especial a vosaltres (mares de novembre), y animar a todas las madres, con bebés o embarazadas, a que se unan a este tipo de grupos, porque quizás te parezca que tu embarazo va perfecto, que la crianza de tu hijo es la mar de fácil y que poco te pueden aportar, o que poco puedes aportar tu en este tipo de grupos, pero seguro que compartir experiencias con otras madres te puede ayudar tanto a ti como a las demás asistentes. Sobretodo creemos que son interesantes los grupos de lactancia, ya que muchas mujeres abandonan la lactancia materna por falta de buen asesoramiento. Esperamos que os animéis a apuntaros a algún grupo y que nos expliquéis vuestras experiencias en ellos!

viernes, 23 de septiembre de 2016

La semana más triste

Quizás muchas de las personas que lean el post de hoy no me entenderán o me tacharan de exagerada. Yo incluso me creía más fuerte…pero sé que entre todas las personas que tienen el título de madre o padre las hay que se sentirán identificadas con mis palabras, las que al leer el post de hoy recordaran con nostalgia su semana más triste y quizás el corazón les dé un pequeño saltito en el pecho. 

Yo, que llevo años trabajando en educación, he tenido la suerte de poder ser tutora de esos pequeñines de tres años que empiezan en el cole de los mayores, y yo, como casi todas, (y no digo todas porque sería osado por mi parte ya que no las conozco a todas) he pronunciado esas fantásticas frases de: no pasa nada!!, si se le pasa en cinco minutos! En cuanto te vas deja de llorar y se pone a jugar!! No te preocupes la mama ya viene!! 

 He podido ser de las pocas afortunadas que trabajando en España he podido alargar el tiempo de baja por maternidad para poder estar en casa con mi hijo. Y digo afortunada, porque nos las hemos podido arreglar para pasar sin mi sueldo una vez se me acabaron las fantásticas 16 semanas de permiso de maternidad que el sistema español te brinda para dedicarte en exclusiva a la crianza de tu recién nacido (ese es un tema que me daría para escribir un libro, pero no ahondaremos ahora en él). También tengo la suerte o la desgracia, según se mire, de no estar fija en un centro escolar, cada año me envían a cubrir un puesto diferente, esto me permite empezar el curso sin esas miradas recriminadoras por haber estado un curso escolar de baja, o esas conversaciones en las que no te enteras de nada porque el tiempo no se detuvo mientras estabas en casa. 

 Pues bien, este verano estaba tranquilamente jugando con Martí cuando sonó mi teléfono y vi en la pantalla que era el director del último centro en el que había trabajado. Este me llamaba para comunicarme que en el centro había surgido una plaza y querían contar conmigo para cubrirla. Después de hablar mucho con Gina y valorar los pros y los contras de volver a trabajar o quedarme un año más en casa, decidimos que aceptaría la vacante y volvería en septiembre al mundo laboral. Y aunque hemos disfrutado de un verano en familia estupendo, septiembre ha llegado y con él, el momento en el que Martí y yo nos hemos tenido que separar. 

Cuando te encuentras en esta situación vives sentimientos encontrados, por una parte te hace ilusión volver a la rutina, volver a ser tu, tener tu espacio en el que realizar aquello que te gusta, vestirte con decencia sin llevar la camiseta llena de mocos… Pero al mismo tiempo, sientes un vacío en tu interior, sientes que dejas una parte de ti en el jardín de infancia. Cada día te vas a trabajar con el corazón encogido. Te alejas hacia el coche dejando atrás el llanto desesperado de tu hijo, que aunque se lo intentas explicar no entiende porqué lo abandonas con esas personas desconocidas que le dicen que estará bien. Tu hijo, ese pequeño al que durante sus primeros meses de vida has intentado evitar los llanto y los malos momentos, se pasa medio día llorando y tu no puedes hacer nada por consolarlo des de la distancia. Estas en el trabajo intentando dar lo mejor de ti, pero no puedes evitar preguntarte cómo estará pasando el día. Miras el reloj contando los minutos que quedan para volver a casa y ver esa sonrisa que sólo él te sabe ofrecer, esa sonrisa que te demuestra lo importante que eres para él. Pero el tiempo pasa muy rápido y antes de darte cuenta vuelve a sonar el despertador y se vuelve a repetir la dolorosa escena de cada mañana. 

Y así, a lo tonto, van pasando los días y por fin llega el esperado fin de semana. Esos dos días que ahora disfrutas más que antes, si cabe, en los que vives los momentos cotidianos como grandes acontecimientos y que poco a poco te ayudan a olvidar la semana. Sin duda, la semana más triste.

viernes, 16 de septiembre de 2016

DIY: nuestra primera pintura

Esta semana queríamos explicaros una actividad para aprovechar los últimos fines de semana que quedan de calorcito antes de que entre de pleno el otoño.

El fin de semana pasado, aprovechando que aun podíamos estar en el jardín, preparamos la primera sesión de pintura de Martí. Como muchas maestras de infantil, nos apasiona el arte y ya hacía muchos días que teníamos ganas de empezar este tipo de actividades con nuestro peque. Hemos esperado a que Martí gateara de rodillas para que pudiera moverse de forma autónoma hasta la pintura y por el papel.

La actividad estaba pensada para llevarla a cabo con un bebé de 9 meses. Oh! Pánico! Si se ponen todo en la boca! Como es bien sabido, los bebés exploran el mundo que les rodea a través de su boca, gracias a ella conocen sabores, texturas y propiedades de los objetos. Es algo natural y por lo tanto, evitar que lo hagan es prácticamente imposible y además iría en contra de su evolución. Es por eso que para hacer pintura con Martí preparamos una mezcla comestible pero que a su vez no tuviera un sabor extremadamente agradable, ya que así empezaría a aprender que la pintura no se come. Hay muchas otras maneras de hacer pintura comestible (con yogur por ejemplo), pero muchas de ellas no permiten guardar el resultado final. En cambio, esta mezcla sí que lo permite. Sí, podríamos haber usado una pintura de dedos convencional, pero nuestra idea era dejar experimentar al niño y no tener que estar encima de él. La pintura de dedos ensucia mucho más, y a pesar de que no es tóxica, no está pensada para que el niño se la coma. Además, se trata de una pintura más densa, que se presenta en tarros pequeños y Martí aún no está preparado para mojar la mano para pintar en un tarro tan pequeño de forma autónoma.

Para preparar la pintura usamos agua, sal y harina a partes iguales (con media taza de cada elemento sale bastante pintura). Lo mezclamos muy bien en un bol hasta que quedara una mezcla homogenea. Se puede hacer pintura más o menos densa añadiendo más o menos harina. Luego añadimos unas gotas de colorante alimentario en gel (de Mercadona mismo). En este caso usamos solo los cuatro colores que teníamos: rosa, azul, verde y amarillo. Aunque se pueden hacer muchísimas combinaciones de colores mezclando los cuatro básicos.

Para presentar la actividad pegamos al suelo un trozo grande de papel de embalar. En cuatro platos pusimos la pintura tal y como muestra la foto. 
 

Pusimos a Martí en pañal (desechable para no manchar los de tela) y lo sentamos en medio del papel. Él de forma autónoma se acercó a uno de los platos. Lo cogió, puso la mano, probó la pintura y la esparció por el papel. Cuando terminó con un plato fue a por otro y volvió a seguir el mismo proceso (Coger el plato, poner la mano, probar su contenido y esparcirlo por el papel). Estuvo aproximadamente cinco o diez minutos por plato. Luego estuvo gateando encima del papel y cuando se cansó, se fue.

La producción final fue esta:

En este caso (como en tantos otros), el resultado no era importante, se trataba de que él experimentara, conociera texturas nuevas con diferentes partes del cuerpo, empezara a analizar los colores, pero sobretodo que se lo pasará bien, y sin duda creo que lo hizo. 
 
Finalmente todos nos tiramos a la piscina y así todo quedó limpio en un periquete.

Si no tenéis balcón o jardín para poder hacer pintura en gran formato, una buena idea también es hacerlo en la ducha, ya que permite limpiarlo todo muy fácilmente.
Esperamos que os animéis a probarlo con vuestro peques y nos enseñéis los resultados etiquetandonos con el hastag #dosmamisenconstrucion !!

viernes, 9 de septiembre de 2016

Qué hay que llevar al hospital?

Cuando se va acercando la fecha del parto, la mayoría de embarazas, sobretodo si son primerizas, se ponen nerviosas con la preparación de la famosa canastilla, o dicho de otra forma, la bolsa de cosas para el hospital.

Normalmente cada hospital tiene su lista concreta de cosas, aunque todas son muy similares. En nuestro caso, la lista nos la dieron en las clases pre-parto, aunque se podía encontrar en la web del hospital. Hay que admitir que la mayoría de listas no se han modernizado mucho y suelen pedir cosas que muchas familias descartan de primeras. En este post os explicaremos qué llevamos nosotras y cómo organizamos la bolsa.

 Lo primero que debes decidir es donde vas a colocar todas las cosas que tienes que llevar. Hoy en día, venden un sinfín de bolsas monísimas diseñadas para ese cometido. Nosotras teníamos la intención de ir caminando al hospital, si las contracciones nos lo permitían y si nos pillaba el momento en casa, por ese motivo, decidimos que lo mas cómodo era llevar una maleta de ruedas tipo maleta de cabina de avión. Este sistema nos permitía no tener que cargar peso e incluso poder apoyarse en el caso de tener una contracción fuerte a medio camino.

Siguiendo la lista del hospital teníamos que llevar:

  • PARA LA MADRE:
  • 3 camisones o pijamas abiertos por delante. Yo no soy nada adepta a los camisones, ya que te acuestas monísima y te levantas con toda la ropa arrugada a la altura del cuello. Por ese motivo me compré en Primark tres pijamas de manga larga de franela con camisa abotonada. Graso error!! En el interior de los hospitales la temperatura es contraria al exterior. Si fuera es invierno y hace frío, dentro del hospital hará un calor horroroso, porque las calefacciones están a tope, y por el contrario, si fuera es verano, dentro del hospital hará un frío que pela a causa del aire acondicionado. Así que si queréis mi humilde consejo, no os fieis de la época del año en la que estáis, llevad al hospital ropa contraria a esta. Martí nació en noviembre y Gina tuvo que ir a casa a buscar ropa de verano!

  • Discos de lactancia: yo aproveché todas las muestras que nos habían ido regalando.
  • Sujetadores fuertes. Encontrar sujetadores de lactancia que te aguanten el pecho en su sitio, sobretodo los primeros días que se hinchan como globos, que sea cómodo y encima bonito no es una tarea nada fácil. Hay gente que opta por no llevar sujetador para estar más cómoda, el problema, al menos en mi caso, es aguantar los discos de lactancia para no acabar empapada de leche. Por lo que en este campo es difícil aconsejar, ya que cada mujer según su talla, si gotea leche, si le gustan más deportivos o más femeninos, ... le sentaran mejor un modelo u otro de sujetadores. Yo compré unos en Primark que hasta la fecha son los que mejor me han ido, y eso que más tarde compré otros de precios más elevados.

  • Bragas de ropa o de papel. Las bragas de papel que normalmente puedes comprar en farmacias y que tanto se estilaban hace treinta años atrás en las maternidades, han perdido bastante auge en la actualidad. La verdad es que no son nada cómodas, suelen aguantar poco tiempo en su lugar y a veces incluso se rompen. Eso sin comentar nada respecto a sus tallas y lo sexis que son... Por ello opté por comprarlas de algodón negras. Hoy en día podemos encontrar ropa interior muy muy económica o incluso llevar al hospital aquellas que están un poco viejas. Pensad que nadie nos la va a ver y puede haber bastantes probabilidades de que se manchen de sangre.
  • Neceser con las cosas necesarias de aseo. Tened presente que no necesitáis muchas cosas, las básicas para ducharos y asearos. Yo no os recomendaría usar cremas o colonias, ya que para vuestro bebé será mejor reconocer el olor de su mamá sin interferencias para sentirse más seguro.
  • 1 paquete de compresas de algodón. La mayoría de personas las compra en la farmacia. Yo opté por comprarlas en Mercadona, ya que eran mucho más baratas. Y debo decir que estoy contenta con el resultado y con el ahorro de dinero.


  • 2 toallas (una de ducha y una de mano). Yo opté por llevar toallas de microfibra, ya que ocupan muy poquito, casi no pesan y se secan rápidamente. También os recomendaría que la que utilicéis para la ducha sea de color oscuro o vieja, ya que puede acabar manchada.
En las listas de hospital no suele incluir nada más para la madre, pero yo os recomiendo que pongáis también en la maleta unas zapatillas para caminar por la habitación, unas chanclas para la ducha, el cargador del teléfono y la cámara de fotos y os olvidéis de poner libros, portátil, pasatiempos... ya que no tendréis ni tiempo ni ganas, ya que en el momento en que vuestro bebé duerma y las visitas os den un respiro estaréis deseando descansar.

  • PARA EL BEBÉ:
  • 1 cambiador plastificado. En nuestro caso nos dieron un empapador de plástico en el hospital, con lo que el cambiador no lo usamos.
  • 3 baberos. Nosotras ni tan solo los llevamos. La comadrona nos dijo que no eran necesarios, y menos si das el pecho. Lo que no incluye la lista y puede resultar necesario es alguna toalla de algodón pequeña o gasa por si el bebé regurgita.
  • 1 paquete de pañales. Con que llevéis medio paquete será más que suficiente.
  • 1 paquete de toallitas húmedas. Básicas para limpiar el meconio. Nosotras llevamos un par de paquetes de esos de muestra que ocupan y pesan poco. Nuestra intención era usar esponja y jabón ya en el hospital, pero al final nos fue más práctico usar toallitas allí.
  • Leche hidratante y/o aceite de almendras dulces. Jabón, peine, cepillo, esponja... Cada día, las enfermeras del hospital se llevan al bebé para asearlo, por lo que no necesitas llevar nada. Además, los primeros días es mejor evitar las cremas y jabones.


  • 3 arrullos de ruso. Da igual si son de ruso o de filipino, 3 arrullos normales, como a vosotros os gusten, eso si, mejor de fibras naturales. Uno de los arrullos será para la sala de partos, para subir al bebé tapado hasta la habitación. Pensad que este es fácil que se manche, así que nosotras compramos tres arrullos de algodón y el más sencillo fue el que llevamos a la sala de partos.
  • Un gorro, 4 pares de calcetines, 4 braguitas de perlé, algodón o lana, 4 jerséis de perlé, algodón o lana, 4 camisetas de algodón o bodi.

  • Aquí viene la parte complicada de la canastilla, uno lo lee y le surgen mil preguntas y dudas. En realidad la cosa es mucho más fácil de lo que parece. La idea es que cada bebé necesita 4 mudas para el hospital, un para la sala de partos y 3 para los días de ingreso (seguro que algunas no las usarás, pero por si acaso). A las enfermeras les da igual que lleves un jersey de perlé, o lo que tu quieras. Nosotras montamos 4 bolsas con una muda en cada bolsa. En ellas pusimos un bodi, un pijama entero y un gorro. Aconsejamos que evitéis al máximo usar muchas piezas diferentes. Es importante que el bebé se sienta cómodo y por lo tanto, lo mejor es una sola pieza, con los pies cubiertos. Nada de calcetines, se les caen y el calor se les puede ir por los pies. Tampoco usamos ningún jersey, en caso de querer tapar al niño, nos pareció mejor usar los arrullos. Pensad que igual que antes os hemos dicho que para nosotras hace calor, para el bebé también.
    Queríamos hacer especial mención al uso de manoplas en recién nacidos. Nosotras estamos fervientemente en contra de ellas. Los bebés empiezan a explorar y conocer el mundo a través de sus manos, así que el uso de manoplas aísla al pequeño del mundo y lo hace sentirse inseguro. Es verdad que algún bebé nace con las uñas un poco largas, pero es preferible limarse-las con una lima bien fina o arriesgarse a que se haga algún rasguño a usar manoplas.


    • PARA EL ACOMPAÑANTE:
    Normalmente en las lista del hospital no suelen hacer mención a los acompañantes, pero son una parte importante a tener en cuenta. Pensad que la persona que os acompañará durante todo el proceso de parto pasará las mismas horas en el hospital que vosotras, ya que no se querrá perder ni un solo momento y a menudo no suelen ir a casa a cambiarse hasta el día después del parto. Es por ello que recomendamos llevar:
    • Algo de comida, como por ejemplo fruta, galletas, bocadillos.... y algo de bebida. Vosotras no podréis comer hasta después del parto cómo medida de prevención por si tuvierais que entrar en quirófano de urgencias, pero vuestro acompañante necesitará energía para poder acompañaros durante el proceso.
    • Ropa cómoda para cuando os instalen en la habitación, sobretodo si tenéis que pasar la noche.
    • Una muda para cambiarse al día siguiente.
    • Cosas para asearse (desodorante, cepillo de dientes...)

    Nosotras además de la maleta de ruedas que suele quedarse en el coche o en unas taquillas hasta después del parto, preparamos una mochila pensada para entrar en la sala de partos. En esta pusimos la bolsita con la primer muda del bebé, la comida del acompañante, agua, bebida isotónica o zumo de manzana para hidratarnos durante el proceso de dilatación, el plan de parto y el carnet del embarazo, DNI, la cámara de fotos o vídeo ( en el caso de querer documentar el proceso) y teléfono. En algunos hospitales tenéis la posibilidad de poner música mientras dilatáis, por lo que podes llevar un pendrive o CD. En esta mochila podéis poner todo aquello que creais que vais a necesitar durante el parto.

    Esperamos que os haya sido de ayuda el post. Si alguien se anima, nos encantaría que nos explicarais que llevasteis vosotras al hospital.