viernes, 29 de abril de 2016

Un miembro más



El post de hoy no tiene nada que ver con la maternidad y la crianza, pero creemos que es una pieza esencial en nuestro gran puzle.
Como habéis podido leer en nuestro post anterior, y si no os dejamos aquí el link, la visita a Fecunmed nos dejó bastante hundidas y aunque habíamos pagado 120€ por la visita anterior, no pensábamos volver a poner los pies en esa clínica.
Fueron pasando los días y a pesar de seguir con nuestra vida sana de dieta y gym, el tema maternidad quedó aparcado. Aunque seguían siendo tal las ansias por ser madres que empezamos a evitar ver según qué programas en la televisión o coger en brazos los bebés de compañeras y amigas, porqué al hacerlo nos dolía pensar que nosotras estábamos lejos de conseguirlo.

Al poco tiempo surgió en casa la idea de ampliar la familia de otra manera, en ningún caso pretendíamos sustituir un bebé con una mascota, pero ambas hemos tenido siempre animales en casa y nos hacía gracia tener perro. Eso sí, teníamos claro que no queríamos comprarlo, sino adoptar.


Así que en nuestro tiempo libre nos empezamos a dedicar a ojear páginas de protectoras a ver si aparecía nuestra candidata perfecta. Una tarde de viernes quedamos con Margarita, la madre de Gina, que colabora con la protectora de Sabadell, para que nos enseñara los perros que había en ese momento en el refugio. Ninguno se adaptaba a lo que estábamos buscando, pero justo cuando estábamos a punto de irnos, apareció una voluntaria explicándonos que acababa de ir a recoger una perrita que llevaba días abandonada en un parque. Qué casualidad, era justo lo que andábamos buscando!! Una perrita joven y de tamaño pequeño!!

No sé si sabréis, que cuando un animal entra en una protectora tiene que pasar un periodo de “cuarentena” en el que no puede ser adoptado, por un lado, por si aparecen sus dueños y por otro por si se le detectara algún problema/enfermedad. 

Todo eran señales, porque la cuarentena de dicha perrita acababa justo el día del cumpleaños de Gina, así que nos apuntamos como posible familia adoptante y nos fuimos a casa a esperar a que pasara el tiempo.
Pasamos el fin de semana nerviosas y con ganas de que el tiempo avanzara para saber si esa perrita formaría parte de nuestra familia o no. El lunes por la tarde Margarita nos llamó para decirnos que la perrita había pasado un fin de semana muy malo, no había comido nada y no paraba de temblar de miedo. A causa de esto, los responsables de la protectora habían decidido que se la llevara una voluntaria a su casa, y por lo tanto, la perrita ya no estaba en el refugio. En un primer instante nos dio mucha pena, pero rápidamente añadió:
·        No está en la protectora porqué está aquí en casa!!! Ya la podéis venir a buscar!!
Salimos corriendo de casa y súper ilusionadas fuimos a buscar a la perrita. Tenemos que confesar que durante el fin de semana habíamos estado pensando en la posibilidad de que finalmente la pudiéramos adoptarla, así que ya habíamos pensado un nombre. La perrita se llamaría Yuki, que significa nieve en japonés y como era blanquita... aunque con el tiempo hemos visto que su color real es más bien el de la nieve cuando esta pisoteada jeje.
Así que ese 14 de febrero, (no nos dimos cuenta de la fecha hasta tiempo después), Yuki llegó a casa para formar parte de nuestra familia.

lunes, 25 de abril de 2016

Primera decepción...



El post de hoy es difícil de escribir, hago memoria recordando aquel día y se me hace un nudo en el estómago (Aroha), pero para que entendáis mejor el porqué de mis sentimientos, os pondré en antecedentes.

Durante una época de mi vida, fui una niña muy delgada que daba muchos, muchísimos, problemas para comer. A menudo estaba enferma sin motivo aparente y alguna que otra vez había llegado a marearme cogida de la mano de mi madre por la calle. Pero un día cambié, y toda esa delgadez quedó atrás, y no porqué empezara a comer mejor, eso lo he conseguido casi a los 30, sino porqué mi metabolismo cambió. Con los años me vi inmersa en el fantástico mundo de las dietas, creo que he probado tantas dietas distintas y conozco tan bien la teoría que podría montar un centro de dietética y nutrición, pero los resultados nunca fueron muy satisfactorios.

Un tiempo antes de emprender el camino hacia la maternidad, y siendo consciente que mi peso no era el adecuado para afrontar un embarazo, decidí “ponerme a dieta estricta” y acudir regularmente al gimnasio. Pero para mi sorpresa, los resultados eran casi inexistentes. Si alguien se ha visto en la misma situación, sabe lo desmoralizador que es pasarse todo el mes a “plancha y ensalada” (es sólo una expresión, mi dieta era más equilibrada) para perder 100 míseros gramos, y después,  comerme una rebanada de pan con jamón y engordar un quilo, y no, no soy una exagerada esto me pasaba de verdad y Gina es testigo de ello.

Viendo que los resultados eran nulos, para la sorpresa de mi médico de cabecera, decidimos hacer un estudio hormonal para ver si ese era el origen del problema y… BINGO!! La hormona tiroidea había estado haciendo de las suyas… Así que empezamos un tratamiento de pastillas y poco a poco las hormonas se fueron poniendo en su lugar, y aunque el tema peso seguía siendo lento, muy, muy lento, parecía que algo íbamos avanzando.

Antes de seguir explicando cómo fue la segunda visita a la clínica, me gustaría incidir en una pequeña reflexión, unas líneas más adelante entenderéis porqué la hago. Cuando una pareja o mujer soltera deciden pasar por un tratamiento de fertilidad, no lo hacen a lo loco, es decir, acostumbra a ser una decisión muy meditada y hablada. Normalmente, antes de iniciar el proceso, se han planteado cómo será el camino, hasta donde están dispuestos a llegar, sus inconvenientes, como harán las cosas y porqué… Aunque ya se sabe que a veces la vida quiere que las cosas salgan diferentes. 



Pues bien, muy ansiosas, como los niños la noche de reyes, nos dirigimos a nuestra segunda visita en Fecunmed, ésta ya para empezar con todo el proceso.  Después de esperar unos minutos nos hicieron pasar a una consulta donde nos atendió una ginecóloga, ME tomaron los datos (si, ignoraron completamente a Gina, como si no estuviera allí) preguntándome por antecedentes familiares, médicos y poco más; Me hicieron una ecografía, para hacer recuento ovárico (para quien no lo sepa consiste en hacerte una ecografía vaginal donde enfocando cada ovario cuentan la reserva folicular que hay, para así saber si te quedan muchos o pocos óvulos) durante la cual no dejaron acercarse a Gina y me explicaron todo el proceso a mi como si ella fuera invisible y hubiera ido yo sola. Por último, me midieron y me pesaron, y ahí surgió el problema.

La cara de la doctora cambió radicalmente y la presencia de Gina, que hasta el momento había sido ignorada, se hizo imprescindible para ella. Sin un ápice de tacto, empezó a decirnos que a las mujeres con sobrepeso estadísticamente les costaba más quedarse embarazadas y muy probablemente necesitaría más intentos (cosa que nosotras ya sabíamos pero que no nos importaba, ya que las estadísticas son eso, estadísticas) y ni corta ni perezosa se quedó mirando a Gina y le dijo:
-        ¿Por qué no te inseminas tú? Al estar delgadita es mucho mejor y da lo mismo, ¿no?

Nuestras caras en ese momento tuvieron que ser de escena de cómic. ¿Quién era esa mujer para decidir qué miembro de la pareja debía quedarse embarazada sin preguntarnos los motivos de nuestras decisiones? ¿Por qué era un problema necesitar más intentos si nosotras estábamos dispuestas a pasar por ellos y, sobretodo, a pagar por ellos? ¿Qué daba lo mismo? Sí, claro, para ella quizás si…

Le empezamos a dar explicaciones sobre porqué habíamos decidido que sería yo la primera en pasar por el tratamiento de fertilidad y ella, con cara de pocos amigos, nos dijo que si esa era nuestra decisión final volviéramos en un par de meses, después de perder 20 kilos.


Perdona? Veinte quilos? En dos meses? … Primero de todo que un médico te diga que pierdas veinte quilos en dos meses no creo que sea nada profesional, cuando es sabido por doquier que el peso hay que perderlo progresivamente para no sufrir el efecto rebote y hacerlo de una manera sana.  Segundo, en que peso pretendía que me quedara para entrar dentro de sus buenas estadísticas? Veinte quilos es una barbaridad!!! 

Y para culminar la visita, al darnos los papeles para hacer el tratamiento, nos plantaron unos formularios para una mujer sola. Nos dijeron que no tenían formularios para parejas homosexuales y que siempre usaban esos…

Os podéis imaginar cómo nos sentimos al salir de la visita. Yo cuando salimos de la consulta no podía ni hablar. Aguanté como pude y salimos por la puerta. Allí exploté y no pude para de llorar en mucho rato. Teníamos tantas expectativas en esa visita… las dos veíamos el momento de ser madres tan cerca… y de pronto, en menos de una hora todas nuestras energías y fuerzas se esfumaron. Después de la visita me quedé muy afectada, y de pronto, nuestro proyecto de ser madres se convirtió en un tema casi tabú. Tras pasar unos días, reflexionando sobre lo sucedido, nos dimos cuenta de porqué esta clínica tenía tan buenas estadísticas…

jueves, 21 de abril de 2016

Primeras visitas...



Después de un largo proceso de investigación, ya habíamos seleccionado dos clínicas a las que acudir para hacer la primera visita y así poder finalizar nuestra elección: IVI Barcelona y Fecunmed  Granollers. Si te perdiste el post anterior, te recomiendo que lo leas antes que este, para saber en qué basamos nuestra elección.

Pedimos hora en las dos clínicas para una primera visita informativa, las dos gratuitas (según el anuncio de la tele, en IVI sólo era gratuita ese mes, pero actualmente siguen emitiendo el  mismo anuncio, así que…) 


Un poco bastante nerviosas, llegó el día de la primera visita, esta sería en Fecunmed. La clínica está dentro del edificio de una mutua, en un trocito de una planta por lo que la clínica es pequeñita. Allí nos atendió un biólogo que nos explicó cómo funcionaba una IAD. Para quien no lo sepa, una IAD es una Inseminación Artificial con esperma de Donante,  el tratamiento consiste en inyectarte esperma en la parte alta del útero, lo más cercano posible de las trompas, para que esté termine el camino y llegue al óvulo. Nos habló de las estadísticas, que normalmente la gente tarda unos 4 intentos en quedar-se embarazada y nos explicó las pruebas que nos tendríamos que hacer. La verdad es que las dos salimos muy contentas y emocionadas de la visita. 

Al ser una clínica pequeña, como muy íntima, daba la sensación de que el proceso sería más familiar, el biólogo nos había tratado bien y además sus estadísticas presentadas a la sociedad española de fertilidad eran buenísimas.

Unas semanas después tocaba visitar IVI. Esta visita sería muy, pero que muy diferente a la anterior. Sólo entrar, la impresión ya fue desconcertante, el formato de la clínica no tenía nada que ver. IVI es una “máquina de hacer bebés”, es un edificio de dos o tres plantas dedicadas sólo a la fertilidad, con gente entrando y saliendo, muchísimos médicos, enfermeras… y gente de más nacionalidades que en la ONU. Es difícil poner en palabras lo grande que nos pareció todo.

Allí nos atendió una doctora que nos expuso con una presentación muy preparada cómo sería el proceso. El contenido de la visita fue muy parecido al de Fecunmed, pero como mucho más a lo grande. Nos habló además de cómo elegían donante en caso de parejas homosexuales, cosa que no nos habían explicado en Fecunmed. Nos explicaron que escogían a un donante que se pareciera al miembro de la pareja que no iba engendrar al bebé, así el bebé se parecía un poco más a las dos. También nos dieron los formularios en caso de querer hacer el tratamiento con ellos, todos pensados para parejas homosexuales.

Salimos de la visita llenas de dudas, ambas clínicas nos habían gustado mucho, IVI era más cara, pero más “macro” y si gente de todo el mucho (os juramos que mientras esperábamos en recepción a que nos atendieran oímos hablar tres o cuatro idiomas diferentes) viajaba para hacerse el tratamiento allí, por algo sería.

Fecunmed en cambio era más familiar, más económica y por encima de todo, las estadísticas eran TAN buenas… y a nosotras éstas nos conquistaron. 

Así pues, después de darle muchas vueltas y no sin miedo a equivocarnos (ilusas de nosotras) tomamos una decisión, la clínica elegida era: Fecunmed!!

Si queréis saber lo “maravillosa” que fue esta visita, ya sabéis, tendréis que esperar al siguiente post.

domingo, 17 de abril de 2016

And the winner is...



Una vez supimos que nuestra única opción era encontrar una clínica privada, hicimos dos cosas:
 
Por un lado, apretarnos el cinturón e intentar ahorrar la mayor cantidad de dinero posible, ya que, aunque sin saber números exactos,  sabíamos que la aventura iba a ser cara. Y por otro, como buenas aficionadas a las lista, (sí, hay que confesarlo, hacemos listas para todo, absolutamente para todo) hacer una lista de todas las clínicas que quedaban cerca de donde vivimos. 

Para empezar la lista nos basamos en la web de la infertilidad.

A través de ella nos pusimos en contacto con TODAS las clínicas de Barcelona y alrededores (que no son pocas), exponiéndoles nuestro caso y pidiéndoles presupuesto para una Inseminación Artificial con donante (IAD) y para una ROPA (extraer óvulos de una para ponérselos a la otra, de manera que una pone la genética y la otra lo engendra). 

Tras unos días, muchas de esas clínicas (que no todas) nos respondieron o nos llamaron. Vimos que los precios generales para una IAD rondan entre los 900 y los 1300€ mientras que los ROPA suben más de 5000€ el intento. Eso siempre medicación y pruebas a parte.  Así pues, a los pocos días teníamos claro que de momento nos decantábamos por una IAD, habíamos estado ahorrando, pero quizás la vaca no daba para tanto. 

Por otro lado, también vimos que muchas clínicas cobran la primera visita (entre 100 y 150€), otras hacen primera visita gratis y en otras un biólogo te hace una visita gratuita en la que te explica cómo será el proceso. 

A partir de ahí empezamos descartando las que no nos habían respondido. Pensamos que si no se habían molestado a dedicar un segundo a mandarnos un presupuesto, no merecían nuestra confianza para un proceso tan importante para nosotras. 

Seguidamente buscamos información de las diferentes clínicas a partir de foros y webs varias. Sobre todo a partir del foro socpetit.cat, un foro de referencia sobre niños en Cataluña. 

Tras buscar mucho, fuimos acotando la lista. Eliminamos muchas que tenían mala reputación en foros, también eliminamos las que nos cobraban primera visita, ya que no era cuestión de ir soltando más de 100€ solo para que nos informaran del proceso y nos dieran presupuesto. Además, teníamos intención de hacer primeras visitas en varios centros, y no era plan de gastarnos nuestros ahorros en ellas. 

Finalmente consultamos las estadísticas del porcentaje de éxito que tienen las clínicas de reproducción asistida en cada tratamiento. Podéis consultar estas estadísticas aquí

Nosotras nos fijamos mucho en ellas, y fueron determinantes a la hora de elegir clínica, pero con la experiencia hemos visto que no son del todo fiables. Algunas clínicas deciden no presentar sus resultados y otras los “manipulan” seleccionando las personas a las que admiten en su centro. Más adelante entenderéis porqué decimos esto. 

Así pues, tras muchas, muchas, MUCHAS vueltas, nos quedamos con dos clínicas: IVI Barcelona y Fecunmed Granollers. 

Si queréis saber cómo nos fueron las primeras visitas, tendréis que esperar al siguiente post!

Links de interés
Link a todos los centros de RA de Catalunya: http://www.cnrha.msssi.gob.es/registros/centros/cataluna.htm