viernes, 26 de agosto de 2016

Libros recomendados: embarazo

Con el post de hoy nos gustaría iniciar una nueva sección, y aunque muchas de vosotras al leer el título de la entrada hayáis pensado que no va con vosotras, ya que hace mucho tiempo que dejasteis de practicar este placentero hábito, no nos gustaría dejar pasar la ocasión de recomendaros diferentes libros que nos hemos leídos y hemos encontrado interesantes (o no), para que si tenéis ocasión disfrutéis de ellos a los pies de la piscina, aunque nos queden pocos días para ello. También los podéis dejar para disfrutarlos en tardes frías del próximo invierno o en futuros embarazos jeje.

Las personas que nos conocen saben que somos unas gran devoradoras de libros y que nos encanta leer sobre temas que nos interesan. A veces también somos criticadas por ello, ya que a menudo hacemos referencia a diferentes autores para justificar la manera en la que hacemos las cosas. Cuando nos enteramos del positivo de nuestro embarazo y lo hubimos digerido bien, nos pusimos manos a la obra en busca de libros relacionados con el embarazo y la crianza. Para que no se haga excesivamente largo, hoy os hablaremos de los libros que nos hemos leído relacionados con el embarazo, y que nos ayudaron tanto a saber como iba evolucionando el bebé dentro de la barriga, como a perderle miedo al parto.

El primer libro que nos leímos, debido a su éxito de ventas y a diferentes recomendaciones de amigas fue:
  • Qué se puede esperar cuando se está esperando” (H.Murkoff; S. Mazel): Es un libro americano adaptado al español, cosa que se nota en las referencias que se leen en el trascurso del libro y con las que te sientes poco identificada. Aunque es práctico, debido a que esta organizado por trimestres y te explica semana a semana la evolución del bebé, los cambios físicos que puedes sufrir durante el embarazo, las pruebas médicas, etc. es bastante tradicional y “carrinclon”. A nosotras no nos aportó mucha información nueva sobre el embarazo y ninguna sobre crianza. Está muy enfocado a las parejas tradicionales, y en él aparecen varios “remedios de la abuela” tanto para quedarse embarazada como para paliar diferentes síntomas del embarazo. CONCLUSIÓN: No nos gustó mucho aunque si que nos sirvió para seguir por encima la evolución del embarazo.
  • Vamos a ser padres” (E. Roca; C. Basil): Este libro, al igual que el anterior, pretende ser una guía de embarazo que abarca desde la gestación hasta el pos-parto. Está escrito por la periodista Elisenda Roca y la ginecóloga Carlota Basil. El libro se organiza igual que el anterior, dividido por semanas y escrito en preguntas cuyas respuestas son muy concretas. Aunque no profundiza en detalles técnicos, el libro sirve para situarse y contesta aquellas preguntas que sueles hacerte al inicio del embarazo. Está escrito de una forma muy amena, con un lenguaje cercano, que infunde tranquilidad y comprensión. Tiene partes dedicadas exclusivamente a los padres, estas aparecen en rojo, a Gina le gustó este detalle ya que se sintió un poco más incluida. Aunque este nos gustó mucho más que el anterior, también está un poco obsoleto, ya que las autoras abogan por la anestesia como único método anti-dolor, o el uso de la lavativa como algo usual. CONCLUSIÓN: El libro es muy ameno y ayuda a entender los cambios, sobretodo anímicos, por los que puedes pasar durante el embarazo. Seguramente a la pareja de la gestante le gustará el libro ya que se sentirá mas incluid@.
  • <Parto seguro” (B. Smulders; M. Croon) : Este libro es una guía que pretende ayudar a la futura mamá a prepararse para el momento del parto. Está escrito por dos comadronas holandesas con extensa experiencia en partos en casa (muy comunes en varios países europeos), por lo que pretenden que las futuras madres vean ese momento como algo natural. Además de explicar cómo es un parto de manera fisiológica, describe situaciones, da consejos y <abre tu mente a conocer lo que es realmente un parto, no lo que vemos en las películas o nos tiene acostumbrada esta sociedad de partos medicalizados e instrumentalizados. Aunque las situaciones que se describen en el libro distan mucho de la mayoría de los partos españoles, la idea principal del libro es transmitir confianza y disuadir miedos. Y tengo que decir que en mi caso lo consiguió 100%. Faltaba muy poco para la FPP* cuando empecé a leerlo y hasta ese momento no me sentía nada preparada para parir. Me aterraba que llegara ese momento que sabia que era inevitable. A medida que leía el libro, lleno de experiencias reales, algo en mi iba cambiando y poco a poco esos miedos se esfumaron y por primera vez sentí que estaba preparada para el momento. Gina siempre me recuerda que ese libro provoco un antes y un después en mi actitud. CONCLUSIÓN: Aunque luego cada parto es diferente y es imposible prever como sucederá, el libro te ayuda a entender y ser más consciente de todo lo que sucede durante este. Además te muestra que tu parto no tiene porqué ser medicalizado, que existen los partos naturales y que todas las mujeres son capaces de pasar por ellos.

Aunque como buenas devoralibros nos hubiera gustado leer mucho más sobre el tema, tenemos que confesaros que nos interesaba más la crianza de nuestro futuro hijo, por lo que nuestras lecturas fueron más amplias en ese campo. Esperamos que este post os sirva de ayuda a la hora de escoger lecturas y si os gustan este tipo de entradas nos lo dejéis en los comentarios y en un futuro os reseñaremos libros sobre otros temas. También nos podéis explicar cuales fueron vuestros libros de cabecera durante el embarazo, o aquellos que no os gustaron nada de nada.

*Fecha probable de parto

viernes, 19 de agosto de 2016

Nuestra experiencia con... la bañera Tummy Tub

Mucho antes de nacer Martí, mucho antes incluso de empezar con el proceso de reproducción asistida, un día viendo un capítulo de bebé a Bordo vimos a una familia usando una bañera muy parecida a un cubo. El padre muy emocionado metía a su bebita muy suavemente en el agua y la pequeña se quedaba extasiada allí dentro. De pronto se creó un momento mágico entre padre y bebé. En ese instante yo (Gina) tuve claro que quería que ese fuera mi momento con mi hijo, que cuando tuviera un bebé quería disfrutar con él de ese pequeño momento de placer. Así pues, cuando esperábamos a Martí lo teníamos claro, necesitábamos una bañera como esa. 

La bañera en cuestión se llama Tummy tub. Se trata de una especie de cubo con el fondo ovalado que imita la forma del útero. Según la web oficial, se trata de una bañera que intenta imitar las condiciones en las que se encontraba el bebé dentro del vientre materno. La bañera permite al bebé adoptar la misma posición que tenía en el útero, y al estar sumergido en agua calentita se siente seguro y relajado. Además también se dice que es una bañera anti cólicos, ya que la posición que toma el bebé alivia la presión del abdomen del recién nacido. Se trata de una bañera que puedes usar des del nacimiento, incluso con bebés prematuros, hasta los 8 kilos aproximadamente. Su precio ronda los 25€ y actualmente se puede adquirir en casi todas las tiendas de puericultura.


Cuando buscas vídeos de experiencias con la Tummy tub en Youtube veréis bebés súper relajados, que se duermen en el agua, que entran llorando y que solo tocar el agua paran... Cuando nació Martí me moría de ganas de que se le cayera el cordón umbilical para poder estrenar la bañera, seria nuestro momento, Aroha tenia los momentos de lactancia, yo el baño.



Los primeros días de usar la bañera me costaba un poco introducir al pequeño en el agua, era un bebé de solo una semana, frágil, pequeño... Pero a la semana le pillé el truco y cada día fue más fácil. El truco estaba en poner la bañera en el suelo (aunque se puede poner sobre cualquier superficie dura, eso va a gusto del consumidor!) y al lado un escalón de Ikea donde yo me sentaba, para estar a su altura y no tener dolor de espalda. No hay que llenar mucho la bañera ya que el bebé tiene que tocar con los pies/culo (al principio se encogen como ranitas) el fondo de esta, y el agua le tiene que llegar por los hombros. Hay que coger el bebé con las dos manos, una poniéndola debajo del culo y la otra debajo de la barbilla, y acompañarlo hasta el fondo de la bañera. La mano que aguanta el culete del bebé luego será la que sirva para lavarlo, mientras que la otra le aguantará la cabeza durante todo el baño.


Des de su primer baño Martí demostró su amor por el agua, al ponerlo en la bañera por primera vez puso una cara extraña, pero sólo duró un momento y pronto se sintió la mar de cómodo. En un primer momento parecía que la bañera cumpliría exactamente con nuestras expectativas, Martí estaba relajado y a gusto, pero esa sensación sólo duró unos instantes. Pocos minutos después de entrar por primera vez en el agua Martí empezó a moverse mucho, pataleando y salpicando, se le veía feliz, pero muy MUY activo. Des del primer día Martí disfrutó muchísimo de su bañera, pero de forma muy diferente a la que esperábamos. En el instante en que nuestro pequeño tocaba el agua sacaba toda su energía, antes de los quince días de vida se ponía de pie en la bañera, chapoteaba, salpicaba... era el momento más feliz del día, allí dentro se sentía ligero y exploraba su cuerpo con muchísima más agilidad que en el exterior, ya que quedaba cubierto de agua.


Hemos estado usando la bañera des del primer baño hasta los 5 meses, aunque seguramente la mayoría de gente lo podría alargar más tiempo, pero como Martí es un niño grande y muy movido al llegar a esa edad había más agua fuera que dentro de la bañera y vimos que necesitaba más espacio.

En conclusión, si nos preguntáis: recomendáis la bañera Tummy tub? Nosotras sin lugar a duda la recomendamos. Aunque nuestras expectativas de que los baños fueran un momento relajado no se cumplieron (ya lo dicen los sabios, las expectativas no son buenas que luego llevan a decepciones...), Martí la disfrutó a su manera, se sentía genial dentro, al llegarle el agua hasta el cuello se sentía más envuelto y ligero, y sin duda ese efecto no lo podría haber encontrado en una bañera más convencional.

viernes, 12 de agosto de 2016

DIY: botellas sensoriales

Las botellas sensoriales son uno de esos juguetes muy fáciles de crear, económicos y que aseguran en un hijo horas y horas de juego, observación, exploración...

Se trata de crear unas botellas con diferentes elementos dentro que permitirán a la niña o al niño explorar las propiedades de los objetos como el peso, la gravedad, el color, la sonoridad... Mediante la observación y la manipulación de la botella el niño busca diferentes reacciones con el material que se le presenta. A la vez, le ayuda a fijar la atención, a observar los detalles y en algunos casos pueden ser usadas como elementos para llegar a la calma.

Se trata de un material que puede ser utilizado por el bebé des de que se sienta hasta ya muy mayor (lo reconozco, yo paso ratos mirando algunas de las botellas).

En este artículo os vamos a mostrar nuestro set de botellas sensoriales, nuestra experiencia con ellas y algunos fallos que hemos tenido.

Para hacer este material se necesita una botella pequeña y transparente. Hay muchos tipos de botellas que se pueden usar para hacer este material. Hay algunas tiendas donde venden botellas con formas preciosas, pero en nuestro caso compramos “Fanta” de marca Mercadona y les quitamos la etiqueta. Elegimos estas botellas por ser bastante lisas y de plástico duro. Es importante el hecho de que la botella sea de plástico duro, ya que si se deforman o se rompen podrían resultar peligrosas. Una vez montadas las botellas es imprescindible fijar el tapón con silicona o con cinta adhesiva.

Nuestra colección de botellas sensoriales se divide entre las que llevan líquido y las que no. De momento Martí juega con las botellas que no llevan líquido, ya que las que lo llevan pesan demasiado para él, así que no las puede mover como él quiere. Es importante tener esto en cuenta, ya que nosotras no pensamos en ello cuando se las presentamos por primera vez y él intentaba levantar-las pero se le caían y se frustró bastante.

Esta lleva arena de color amarillo para peceras.

La siguiente lleva arena de playa y pequeños elementos de playa: conchas, caracolas, piedrecitas... Con ella escucha la sonoridad de la arena y observa los detalles escondidos entre la arena. Sin duda es de nuestras favoritas.

Esta lleva cascabeles de diferentes colores y medidas. Es de las primeras que pudo manipular, ya que no pesa nada. Además el sonido le llama mucho la atención.

La siguiente está hecha de arroz con colorante alimentario. Teñimos el arroz con colorante en gel, lo dejamos secar y lo pusimos en la botella. He de decir que esta botella no nos funciona bien ya que el arroz se queda apelmazado y antes de que pueda jugar le tenemos que dar un golpe para que el arroz se despegue.

En esta hay bolitas de esas que se hidratan para poner en las plantas. Es de esas botellas que invitan a jugar con la luz.

En la siguiente botella hay agua y piedras de colores de pecera. Decidimos añadir agua a esta botella ya que así la caída de las piedras era más lenta. Es de las botellas que más pesan, con lo que con 8 meses aún le cuesta manipularla.

Esta botella lleva aceite de almendras y gomas de pelo de plástico. Esta es una de mis botellas favoritas, me encanta mirar como se mueven las gomas, sus colores, las formas que hacen...

Esta lleva pompones de diferentes medidas y colores y agua.

La siguiente lleva abalorios de pulsera pequeños de diferentes colores, popurrí de esos de fiesta con muchas formas y colores y agua. Como veis, alguno de los elementos ha dejado un leve color rojo en el agua. Esta es una de las botellas que tuvimos que repetir varias veces. Al principio le añadimos unos abalorios rojos que dejaron el agua muy oscura y fea. Como consejo, antes de cerrar las botellas, esperad un par de días para ver que nada destiña el agua en exceso o haga un efecto feo.

Y la última botella es nuestra estrella. Le llamamos la botella de calma o del universo. En ella hay agua, gomina, purpurina plateada, azul y morada y estrellas de diferentes medidas irisadas. Nos encanta agitarla y ver como se mueve la purpurina, ir buscando las estrellas...

Al principio también hicimos una botella con limpiapipas de colores. Inicialmente no le pusimos agua, pero todas las pipas se enrollaban y se movían como un bloque. Luego le pusimos agua y a los tres o cuatro días el hierro del centro se oxidó y dejó la botella horrible, así que no os aconsejamos hacer esta botella.

Y de momento esta es nuestra colección de botellas sensoriales. Se podrían hacer muchísimas variaciones, con piedras pequeñas de playa (la tenemos pendiente), con plumas, con agua y muñequitos... Es difícil cerrar la colección, ya que muy a menudo se nos ocurren ideas nuevas, encuentras material nuevo para hacer otra botella... Esperamos que os animéis a hacer vuestra botellas y si las hacéis y colgáis fotos, por favor, etiquetad-nos!

viernes, 5 de agosto de 2016

Ir a la playa con bebés

Cuando te empiezas a plantear el primer verano con tu hijo, sabes que en nada se va parecer al verano anterior. Sabes que se acabaron las horas tostándose al sol, bajar a la playa solo con una toalla al hombro o pasar largas horas leyendo estirada en una hamaca en la piscina. 
 
Nosotras somos grandes amantes de la playa y la piscina, y de hecho ese suele ser nuestro plan para prácticamente los dos meses que tenemos de vacaciones en verano. En este post nos gustaría explicaros nuestra experiencia en la playa con un bebé de 8 meses.

Antes de tener a Martí eramos personas muy prácticas a la hora de bajar a la playa (bueno creemos que lo continuamos siendo), solíamos ir con el mínimo de cosas posibles, ya que cuando vas hacia la playa parece que nada pesa, pero cuando vuelves a pleno sol y cargada de arena la cosa ya no es tan fácil.

Este verano cuando nos hemos propuesto ir a la playa con un bebé de 8 meses sabíamos que no iríamos tan ligeras de trastos, pero hemos intentado seguir siendo muy prácticas. Muchas veces vemos familias que parece que se muden de casa para ir a la playa, van cargados de bolsas, juguetes, sillas... nosotras quizás somos el antítesis.

Primero de todo hemos escogido una bolsa resistente pero ligera, en la que caben todas las cosas que pretendemos llevar y que puedes colgarte al hombro, para así dejar libres ambas manos. Dentro de esta bolsa llevamos:



  • Dos toallas grandes (una para cada una de nosotras) y una toalla poncho para Martí.
  • Un pareo grande para estirarlo en caso de que quiera dormir.
  • Una sombrilla. Nosotras tenemos una de las pequeñas, fácil de llevar, ligera... 

  • Un bañador de tela tipo pañal. Nosotras usamos de esos que tienen gomas por si tuviera un accidente (llámese caca) que no se esparza por todo el mar (aunque en dos meses de playa no nos ha pasado nunca).
  • Una camiseta protectora, de esas tipo neopreno con protección 50.
  • Un gorro.
  • Un pañal para después de la playa (en caso de tener que coger coche después), si volvemos andando a casa y en ella hay piscina solemos arriesgarnos y volver en bañador (nos gusta vivir al límite jeje).
  • Un cubo, pala, un molde de playa y una regadera. Los bebes no necesitan muchos juguetes en la playa, con algo para entretenerse hay más que suficiente. Nosotras llevamos un cubo pequeñito de imaginarium y solamente las cosas que caben en él, así es muy práctico de llevar y a Martí le encanta.
  • Una bolsa impermeable dónde llevamos las llaves, el teléfono e incluso algún libro (si hacéis buen equipo con vuestra pareja, incluso podréis estiraros a leer un ratito!!)
  • Un Suppori o bandolera de agua. Nos resulta muy útil para caminar des de casa o el coche hasta la arena, y nos aporta seguridad para entrar en el mar. 
     

Por otro lado, los primeros días llevábamos también un flotador Swim Trainer, pero tras muchos días sin usarlo en el mar, hemos decidido que es mejor dejarlo para la piscina.

Como podéis ver no se necesitan muchas cosas para poder ir a la playa ,con poco basta. Nosotras nos ponemos la crema en casa (para Martí protección 50 con pantalla física) y vamos a la playa ratos relativamente cortos (máximo 2 horas). Muchas veces menos es más, ir cargados de cosas hace que nos estresemos y perdamos las ganas y la ilusión.

Para que os hagáis una idea, nuestra rutina de playa suele ser siempre la misma (que es muy parecida a la que seguíamos antes de tener a Martí). Llegamos, plantamos la sombrilla y colocamos el pareo debajo. Cambiamos a Martí y le ponemos el bañador, camiseta y gorro. Toda la familia junta nos bañamos. Martí es un gran amante del agua y se pasaría horas dentro, normalmente somos nosotras las que nos cansamos y salimos. Entonces colocamos al peque debajo la sombrilla con sus juguetes. Una se encarga de echarle un ojo y la otra lee o toma el sol. Al cabo de un rato nos intercambiamos los papeles. Mientras juega, simplemente controlamos que no se caiga de cabeza al suelo (algunas veces aún se desequilibra estando sentado), a muchos padres les preocupa que su bebé coma arena y se pasan el rato intentando evitarlo. Nosotras segurizamos el espacio, comprobamos que no haya piedras pequeñas, colillas u otras basuras y a partir de ahí dejamos que experimente. El comer arena es inevitable, los bebés exploran a partir de la boca y es tan instintivo el hecho de ponerse todo en la boca que nos volveríamos locas si tuviéramos que estar evitando todo el rato que comiera arena. Simplemente vigilamos que no se la coma a puñados y ya está.

Así pues, ir a la playa con un bebé no tiene porque suponer toda una mudanza ni un estrés, os animamos a que vayáis a la playa, os bañéis con vuestro hijo y disfrutéis del verano tanto o más que los años anteriores.