viernes, 19 de agosto de 2016

Nuestra experiencia con... la bañera Tummy Tub

Mucho antes de nacer Martí, mucho antes incluso de empezar con el proceso de reproducción asistida, un día viendo un capítulo de bebé a Bordo vimos a una familia usando una bañera muy parecida a un cubo. El padre muy emocionado metía a su bebita muy suavemente en el agua y la pequeña se quedaba extasiada allí dentro. De pronto se creó un momento mágico entre padre y bebé. En ese instante yo (Gina) tuve claro que quería que ese fuera mi momento con mi hijo, que cuando tuviera un bebé quería disfrutar con él de ese pequeño momento de placer. Así pues, cuando esperábamos a Martí lo teníamos claro, necesitábamos una bañera como esa. 

La bañera en cuestión se llama Tummy tub. Se trata de una especie de cubo con el fondo ovalado que imita la forma del útero. Según la web oficial, se trata de una bañera que intenta imitar las condiciones en las que se encontraba el bebé dentro del vientre materno. La bañera permite al bebé adoptar la misma posición que tenía en el útero, y al estar sumergido en agua calentita se siente seguro y relajado. Además también se dice que es una bañera anti cólicos, ya que la posición que toma el bebé alivia la presión del abdomen del recién nacido. Se trata de una bañera que puedes usar des del nacimiento, incluso con bebés prematuros, hasta los 8 kilos aproximadamente. Su precio ronda los 25€ y actualmente se puede adquirir en casi todas las tiendas de puericultura.


Cuando buscas vídeos de experiencias con la Tummy tub en Youtube veréis bebés súper relajados, que se duermen en el agua, que entran llorando y que solo tocar el agua paran... Cuando nació Martí me moría de ganas de que se le cayera el cordón umbilical para poder estrenar la bañera, seria nuestro momento, Aroha tenia los momentos de lactancia, yo el baño.



Los primeros días de usar la bañera me costaba un poco introducir al pequeño en el agua, era un bebé de solo una semana, frágil, pequeño... Pero a la semana le pillé el truco y cada día fue más fácil. El truco estaba en poner la bañera en el suelo (aunque se puede poner sobre cualquier superficie dura, eso va a gusto del consumidor!) y al lado un escalón de Ikea donde yo me sentaba, para estar a su altura y no tener dolor de espalda. No hay que llenar mucho la bañera ya que el bebé tiene que tocar con los pies/culo (al principio se encogen como ranitas) el fondo de esta, y el agua le tiene que llegar por los hombros. Hay que coger el bebé con las dos manos, una poniéndola debajo del culo y la otra debajo de la barbilla, y acompañarlo hasta el fondo de la bañera. La mano que aguanta el culete del bebé luego será la que sirva para lavarlo, mientras que la otra le aguantará la cabeza durante todo el baño.


Des de su primer baño Martí demostró su amor por el agua, al ponerlo en la bañera por primera vez puso una cara extraña, pero sólo duró un momento y pronto se sintió la mar de cómodo. En un primer momento parecía que la bañera cumpliría exactamente con nuestras expectativas, Martí estaba relajado y a gusto, pero esa sensación sólo duró unos instantes. Pocos minutos después de entrar por primera vez en el agua Martí empezó a moverse mucho, pataleando y salpicando, se le veía feliz, pero muy MUY activo. Des del primer día Martí disfrutó muchísimo de su bañera, pero de forma muy diferente a la que esperábamos. En el instante en que nuestro pequeño tocaba el agua sacaba toda su energía, antes de los quince días de vida se ponía de pie en la bañera, chapoteaba, salpicaba... era el momento más feliz del día, allí dentro se sentía ligero y exploraba su cuerpo con muchísima más agilidad que en el exterior, ya que quedaba cubierto de agua.


Hemos estado usando la bañera des del primer baño hasta los 5 meses, aunque seguramente la mayoría de gente lo podría alargar más tiempo, pero como Martí es un niño grande y muy movido al llegar a esa edad había más agua fuera que dentro de la bañera y vimos que necesitaba más espacio.

En conclusión, si nos preguntáis: recomendáis la bañera Tummy tub? Nosotras sin lugar a duda la recomendamos. Aunque nuestras expectativas de que los baños fueran un momento relajado no se cumplieron (ya lo dicen los sabios, las expectativas no son buenas que luego llevan a decepciones...), Martí la disfrutó a su manera, se sentía genial dentro, al llegarle el agua hasta el cuello se sentía más envuelto y ligero, y sin duda ese efecto no lo podría haber encontrado en una bañera más convencional.

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