Si
nos seguís des del principio, ya sabréis que somos maestras, una de
educación infantil y la otra de educación especial. Nuestra carrera
profesional nos ha llevado a conocer a muchos niños y a verlos
comer. Hemos dado vueltas por muchos jardines de infancia y comedores
escolares y hemos visto a muchos niños sufriendo delante de la
comida, negándose a ponerse nada en a boca, incapaces de comer carne
porqué se les hace bola, que a los tres años siguen comiendo
triturados, niños que les cuesta pronunciar algunos fonemas porqué
tienen poca tonicidad en los músculos mandibulares... Todo esto nos
hizo plantearnos qué situaciones no queríamos vivir en nuestra casa
con nuestro hijo, y en nuestra búsqueda de una vía alternativa de
alimentación fue cuando descubrimos el Baby Led Weaning.
La
traducción literal de Baby Led Weaning (a partir de ahora BLW) es
el bebé se autodesteta. En castellano se traduce como el niño come
sólo, pero pensamos que esta traducción pierde parte de la esencia
del título original inglés
donde el bebé es el protagonista de su proceso de alimentación y
decide como avanza en este para poder llegar a comer como los
adultos.
Así,
el método BLW de introducción a la alimentación complementaria se
basa en hacer protagonista al bebé de su proceso de destete (ya sea
materna o de fórmula), donde éste come des de un principio sólidos
de forma autónoma y se autorregula, decidiendo qué come, qué
cantidad, a qué velocidad... tal y cómo lo hacia hasta ese momento.
Por lo tanto, el bebé es quien regula su proceso de transición de
la lactancia a la alimentación sólida, partiendo des del primer
momento de los sólidos, sin pasar por las papillas ni los
triturados, comiendo solo, decidiendo qué come de lo que se le
ofrece, qué cantidad ingiere, a qué velocidad, imitando al
adulto... Así, de forma autónoma, el bebé aprende a alimentarse
tal y cómo lo hará el resto de su vida.
Este
método se basa en la idea de que cada bebé desarrolla sus
habilidades de forma natural si se le ofrecen situaciones de
aprendizaje de calidad. De la misma manera que cada niño gatea,
camina y habla cuando está preparado, simplemente ofreciéndoles
situaciones para qué lo puedan desarrollar (dejándolos en el
suelo, hablando con ellos...) con la alimentación es igual, si se le
ofrece comida y situaciones de calidad dónde él pueda probar, el
bebé aprenderá a comer.
Próximamente
hablaremos de las ventajas e inconvenientes del BLW. Si os interesa,
no dejéis de seguirnos!
No
sabemos si vosotras sois personas a las que les gusta investigar el
porqué de las cosas, pero nosotras, que como ya os hemos explicado
en otros posts, somos de las que leemos y buscamos información sobre
todo, a veces también nos cuestionamos el porqué hacemos
actualmente las cosas de una manero u de otra. Así que el post de
hoy va de eso, es un post donde queremos compartir curiosidades y un
poquito de historia.
Cuando
Martí ya había nacido y tenía unos meses de vida, nos empezamos a
plantear qué método queríamos utilizar para introducir la
alimentación complementaria. Y en esos momentos, en las que una se
pone a divagar, nos preguntamos: ¿por qué se le dan papillas a los
bebés? ¿Se ha hecho siempre? Si siempre se le ha dado triturados a
los bebés, ¿cómo lo hacían antiguamente, cuando no había
batidoras?
Y para poder satisfacer nuestras mentes curiosas nos pusimos a recabar
información sobre el tema.
Las
nodrizas o amas de cría han existido desde tiempos muy remotos, ya
en la época romana se utilizaban, de hecho, en algunos países del
tercer mundo se siguen usando. Su primer papel inicial era el de
substituir a aquellas madres que por algún motivo no podían
alimentar a sus hijos, ya fuera por partos múltiples, enfermedad, o
escasez de leche. Pero con el paso de los años su papel poco a poco
fue cambiando y más que alimentar a niños por necesidad pasó a
convertirse en un trabajo muy cotizado entre las familias de clase
alta. Amamantar a los bebes era algo casi deshonroso para las mujeres
de clase alta, así que eran las amas de cría las que acostumbraban
a hacerlo durante largos períodos de tiempo.
Debido
a la revolución industrial y a la invención de la leche artificial,
su papel fue cayendo en desuso y fue entonces cuando los médicos
decidieron asumir el papel de consejeros de lactancia. Aunque los
médicos reconocían que la lactancia materna era la mejor manera de
alimentar a los bebés, les impusieron a las madres un horario
estricto. Tenían que alimentar a sus hijos cada tres horas, diez
minutos de cada pecho. Lo que no sabían los médicos en ese momento
era que para que la madre pudieran producir suficiente leche para
cubrir las necesidades de sus hijos estos tenían que mamar con más
frecuencia de la que ellos mismos recomendaban. Así, las madres
empezaron a tener escasez de leche y los médicos empezaron a
recomendar las leches de fórmula, que en aquella época, además de
ser difíciles de preparar no eran tan beneficiosas como se creía.
Así,
los bebés empezaron a enfermar con más frecuencia y algunos sufrían
desnutrición. Los médicos creyeron que para aportar los nutrientes
que faltaban, la solución era introducir los “sólidos” antes.
Hay que recordar que en aquella época se creía que contra más
rollizo estaba el bebé más sano estaba.
Y
a partir de entonces los bebés empezaron con la alimentación
complementaria entre los dos y los tres meses de edad. Y claro, a esa
edad el pan, las galletas duras y los huesos lisos, que anteriormente
se daban a partir de los ocho meses (sobretodo para aliviar el dolor
de la dentición) no eran el mejor alimento que se les podía
ofrecer. Además, un bebé de menos de 6 meses aún no tiene el
sistema digestivo preparado para tomar alimentos sólidos, así que
era impensable que ese bebé comiera como el resto de la familia.
A
partir de ahí las empresas vieron que había un mercado nuevo que
cubrir y empezaron a comercializar papillas y potitos. Y aquí
empieza la historia de los triturados y las papillas para bebés.
Como pasaban de la leche a la alimentación complementaria demasiado
pronto no se les podía dar la comida a trozos, así que se les
preparaban papillas para que pudieran comer algo más que leche. El
inicio a la alimentación complementaria ha ido variando (de los 3
meses pasó a los 4 y de los 4 a los 6), pero a pesar de ello se ha
mantenido la creencia de que los bebés primero deben acostumbrarse a
los triturados antes de empezar con los sólidos.
La
semana que viene os hablaremos de nuestra experiencia con este
proceso.
Esta
semana hemos dicho adiós a la minicuna de Martí. Des de mucho antes
de que nuestro hijo naciera teníamos claro que queríamos practicar
el colecho, pero preferíamos no tener a nuestro bebé en nuestro
colchón, sino que queríamos que usara una cuna adosada a nuestra
cama. Es por eso que, tras valorar las diferentes opciones del
mercado, nos decidimos por la minicuna Next 2 me.
La
Next 2 me es una minicuna de la marca Chicco. Aguanta hasta los 9
quilos y está homologada hasta los 6 meses. Esta minicuna tiene la
diferencia respecto a las otras de que uno de los lados puede abrirse
mediante unas cremalleras de modo que se puede acoplar a la cama de
matrimonio. Además cuenta con 6 alturas diferentes que permiten
adaptarla a la medida de la cama. A su vez, las patas se pliegan de
manera que se puede acoplar a canapés. Se trata de una cuna de lona
con la base metálica. Finalmente, tiene ruedas en una de las patas
para poderla transportar. Una cuna perfecta, verdad?
Hace
ya más de un año que tuvimos que comprar la minicuna y en ese
momento no había nada más parecido en el mercado, así que tras ver
la descripción del producto, sin duda vimos que la Next 2 me era la
cuna que necesitábamos. Qué equivocadas estábamos...
El
día en que montamos la cuna tuvimos nuestra primera decepción.
Nosotras tenemos un canapé con un colchón muy alto, cual fue
nuestra primera sorpresa cuando al montar la cuna nos dimos cuenta de
que los 6 niveles que ofrecía no eran suficiente para llegar a la
altura de nuestra cama. Así pues, ya de primeras, Martí no quedaba
al nivel de nuestro colchón sino unos cinco centímetros por debajo.
Bueno, era solo un pequeño problemilla frente a las múltiples
ventajas que ofrecía nuestra maravillosa cuna.
El
segundo problema surgió cuando nació Martí y quisimos trasladar la
minicuna de la habitación al comedor. En casa tenemos un largo
pasillo para llegar de un sitio a otro, pero se trata de un pasillo
con medidas estándar, no muy estrecho ni muy ancho, con puertas
estándar. Pues segundo problema: las patas de la minicuna no pasaban
por las puertas, con lo cual las teníamos que plegar para poder
trasladar la cama. Así pues, esas maravillosas ruedas no nos servían
para nada, ya que con las patas plegadas las ruedas quedaban
inutilizadas. Y para más inri, las patas no tienen un tope que las
mantenga plegadas, sólo se mantienen plegadas cuando están en
contacto con el suelo, cuando las patas se levantan vuelven a su
posición original. Así pues, no solo teníamos que trasladar la
cuna con las patas plegadas, sino que tuvimos que idear un sistema
con unas cintas para mantenerlas plegadas a pesar de que éstas no
estuvieran en contacto con el suelo. Bueno, segundo problema, que nos
causaba algún inconveniente más, pero claro, la cuna tenia tantas
otras ventajas...
Así
pues, de momento teníamos una minicuna de colecho que no llegaba a
la altura de nuestra cama y que era dificilísima de trasladar por
casa...
El
tercer problema llegó cuando tocó poner a Martí a dormir allí. Ya
des de la primera noche, llevábamos a Martí profundamente dormido y
era ponerlo en la minicuna y de pronto: AAAAAHHHH! Se ponía a llorar
desconsoladamente. Intentamos ponerlo de mil maneras, sacado nuestros
dotes de ninja, pero nada, como mucho aguantaba en la cuna 10
minutos. Así, estuvimos probando con ella durante los dos primeros
meses de vida de nuestro hijo. Al final nos rendimos y lo pasamos a
nuestra cama. A los cinco meses decidimos volver a probar la cuna. Lo
intentamos unos quince días, pero a lo sumo dormía 1 hora dentro de
nuestra maravillosa minicuna, mientras que durmiendo en nuestro
colchón dormía 3 o 4 horas seguidas. Así pues, finalmente nos
dimos por vencidas. La cuna ha estado montada hasta ahora, en parte
porque siempre hemos tenido la esperanza de que algún día Martí la
usara, pero ahora que ya pasa de los nueve quilos debemos aceptarlo,
nuestro hijo no va a usar nunca nuestra supersonica minicuna. Así
pues, durante estos meses ha sido un sitio perfecto para guardar
cojines que después usábamos para asegurar a nuestro hijo en
nuestra cama, como mesilla de noche gigante, para hacer de barrera
para que Martí no cayera de la cama... vaya exactamente para lo que
la compramos...
Así
pues, nuestra opinión sobre la minicuna Next 2 me no es demasiado
positiva. En primer lugar no es una cuna pensada para trasladarla por
una casa estándar. En segundo lugar, no se adapta a todas las camas.
Y finalmente, a nuestro hijo no le ha parecido lo suficientemente
cómoda para dormir. Si ahora, sabiendo lo que sabemos, tuviéramos
la oportunidad de decidir si comprar una minicuna o no, sin duda nos
ahorraríamos el gasto, seguramente no compraríamos ninguna minicuna
directamente.
Como
ya hemos explicado en otras ocasiones, nosotras somos de esas
personas que antes de tomar una decisión o de hacer una compra nos
documentamos, buscamos opiniones, leemos libros... Es por eso que
cuando nos propusimos ser madres, Aroha y yo empezamos a buscar
información sobre diferentes temas de maternidad y clínicas de
fertilidad.
Uno
de los sitios donde encontramos más opiniones fue en un foro catalán
llamado SocPetit. Así, poco a poco nos hicimos asiduas a él. Un
día, navegando por allí encontramos un grupo titulado madres de
noviembre de 2015. Aroha se unió rápidamente al grupo. Como el
título explicaba, éste estaba formado por madres que tenian que dar
a luz en noviembre de 2015 (igual que nosotras). El hilo del foro
llevó a crear un grupo de Facebook y el grupo de Facebook derivó en
un grupo de Whatsapp. Así, 20 madres muy diferentes, con trabajos
muy diversos, compartíamos dudas, situaciones y conocimientos sobre
el embarazo y la maternidad. Este grupo fue de gran ayuda sobre todo para Aroha. Alrededor nuestro no había nadie más embarazado o con
bebés pequeños y nuestros conocidos con hijos tienen formas de
educar que se alejan de lo que nosotros teniamos planeado para Martí.
Gracias al grupo nos dábamos cuenta de que todo lo que estabamos
pasando era normal, que las nauseas, el dolor de ciatica, el
cansancio... todo era habitual. Así, gracias al grupo no nos
sentiamos solas. Cuando hace tiempo que has pasado por un embarazo o
por la maternidad los recuerdos que conservas suelen estar algo
diluidos. Así, muchas veces preguntas a gente de tu alrededor como
fue su embarazo y muy probablemente te diran que fue un camino de
rosas. Probablemente no recordaran lo cansadas que se sentian, lo
sensibles que estaban, como les dolía la espalda...
Y
de ahí sacamos el concepto de educar en tribu. Cuando eres madre no
duermes, vas cansada, hormonada hasta los topes... y además mucha
gente de tu alrededor se cree con el derecho de opinar y meterse en
todo lo que haces. Muchas veces te sientes un bicho raro, poco
comprendida... Para nosotras ha sido clave el hecho de buscar grupos,
ya sea via whatsapp o presenciales, donde compartir dudas,
preocupaciones o simplemente donde expresar como nos sentíamos sin
ser juzgadas, donde otras madres que han pasado por situaciones como
las tuyas te ponen la mano en el hombro y te dicen: es normal que te
sientas así, yo también pasé por esto, pero no te preocupes, todo
pasa.
Hay
muchos grupos de este tipo. En los centros de salud se ofrecen cursos
preparto y post parto. También se ofrecen grupos de lactancia en
centros cívicos, grupos de porteo, o simplemente grupos de
acompañamiento a la maternidad. Además suelen ser grupos donde la
mayoría de los asistentes son pro lactancia materna y buscan una
crianza respetuosa para sus hijos, con lo que situaciones que para
mucha gente de tu alrededor parecen de otro planeta, en este tipo de
grupos son de lo más normal. Por ejemplo, no es raro encontrar
familias que aplican el método BLW de introducción a la
alimentación complementaria o siguen las pautas del movimiento libre
de Pickler (hablaremos de estas dos corrientes en próximos posts).
En
este post queremos agradecer a todas estas madres que han formado y
siguen formando tribu con nosotras en el embarazo y la crianza de
Martí, en especial a vosaltres (mares de novembre), y animar a todas
las madres, con bebés o embarazadas, a que se unan a este tipo de
grupos, porque quizás te parezca que tu embarazo va perfecto, que la
crianza de tu hijo es la mar de fácil y que poco te pueden aportar,
o que poco puedes aportar tu en este tipo de grupos, pero seguro que
compartir experiencias con otras madres te puede ayudar tanto a ti como a
las demás asistentes. Sobretodo creemos que son interesantes los
grupos de lactancia, ya que muchas mujeres abandonan la lactancia
materna por falta de buen asesoramiento. Esperamos que os animéis a
apuntaros a algún grupo y que nos expliquéis vuestras experiencias
en ellos!