Cuando éramos pequeñas
nuestras famílias siempre nos habían dicho que la palabra más difícil del mundo
era supercalifragilisticoespialidoso,
y eso era por qué no se habían adentrado en el complicado mundo de la
reproducción asistida.
Como ya hemos explicado
anteriormente, después del chasco de Fecunmed, habíamos decidido cambiar de
clínica, pero no sabemos muy bien por qué, íbamos aplazando el momento de pedir
hora.
Mientras llegaba ese momento,
decidimos que podíamos ir avanzando con las pruebas que todas las clínicas nos habían
recomendado. Para poder empezar el
proceso nos habían pedido una analítica a ambas (eso en las clínicas que tienen
protocolo para parejas homosexuales, las otras solo piden analítica de la madre
gestante); la de Gina era sencilla (grupo y factor Rh, bioquímica y coagulación,
serología para descartar enfermedades infecciosas…). La mía (Aroha) era algo
más completa, ya que además incluía un estudio hormonal basal. Por eso tuve que
hacérmela el tercer día del ciclo menstrual (se realiza un estudio de las hormonas producidas por la hipófisis (FSH, LH)
y por el ovario (estradiol y progesterona) cuyos niveles varían según el día de
ciclo.). Ambas analíticas nos las hicimos a través de nuestros respectivos
médicos de cabecera, y aunque mi doctora flipó con la de cosas que me pedían,
me la programó sin ponerme ningún tipo de pega. Así nos ahorramos un dinerillo.
Otra de las pruebas que te
aconsejan realizarte es una Histerosalpingografia; Qué, cómo os habéis quedado
con la palabra? Intentad repetirla cinco veces seguidas sin ahogaros jejeje
Ésta es una prueba
radiológica en la que se inyecta un contraste yodado a través del cuello del útero
que permite ver la cavidad uterina así como la permeabilidad de las trompas, ya
que una obstrucción impediría el proceso de fecundación.
Pues bien, después de pedir
precio en varias clínicas, que rondaba los 150€, encontramos una página muy
interesante que se llama Smartsalus (es una web donde se encuentran ofertas de
diferentes tratamientos y pruebas médicas). Allí encontramos la Histerosalpingografia
por 80€ en una clínica de Barcelona, así que compramos el vale y pedimos hora
para la prueba.
El día de la “Histero”,
llegamos a la clínica de radiología con tiempo y nerviosas. Después de pasar por
el mostrador nos hicieron esperar en un pasillo lleno de sillas. Al poco, una
enfermera muy simpática me hizo pasar sola a un cuartito donde había un pequeño
lavabo y me indicó que me cambiara, poniéndome únicamente una de esas batas azulitas
tan sexis que están abiertas por la espalda. Me hicieron pasar a la sala
contigua donde había una camilla de radiografías sobre la que me coloqué en
posición ginecológica (las chicas que estéis leyendo esto sabéis de sobra a qué
postura me refiero y los chicos, mejor os ahorráis la imagen ya que no es muy
sexi).
Pues bien, entró un doctor
muy simpático que me explicó paso a paso todo lo que iba a hacer. Primero
introdujo un pequeño tubo de plástico por el cuello del útero, al final del
tubo había un balón de plástico que se hinchó para que el tubo no saliera de la
cavidad uterina. Una vez colocado, empezó a introducir el contraste (un líquido
tipo “Betadine”). Había leído que podía ser doloroso, incluso hay gente que toma
analgésicos y valium antes de la prueba, yo no tomé nada, y no pretendo asustar
a nadie que tenga que realizarse la prueba, ya que cada persona es diferente, pero
el dolor fue bastante insoportable.
Y justo cuando un sudor frio
empapaba mi frente y empezaba a marearme, oí a la enfermera decir:
-
No funciona!! He reiniciado dos veces el
ordenador pero se ha colgado y no consigo arreglarlo!!
Os juro que se me hicieron
eternos los minutos en los que el médico y la enfermera trasteaban la máquina
de rayos y decidían que no podían arreglarla y que era mejor quitarme el tubo. Como
el video que habían conseguido grabar se había quedado a medias, me dijeron que
tenían que trasladarme a otra consulta y hacerme unas placas de rayos para comprobar
que el contraste que me habían inyectado llegaba sin problema a los ovarios.
Así que ya me podéis ver a
mí paseando por los pasillos de la clínica… (valeee exagero un poco!! solo tuve
que trasladarme unos metros hasta la consulta de al lado), con una bata abierta
enseñando el culo mientras me chorreaba líquido amarillo piernas para abajo. Pero
esto no fue lo más surrealista, no!
Al estirarme en la nueva
camilla metálica, la enfermera me explicó que para provocar que el contraste
acabara el recorrido y debido a que no lo podían impulsar con el tubo, ya que
me lo habían quitado para poder moverme, tenía que hacer la croqueta allí
encima.
Os juro que fue el momento
más surrealista que había vivido hasta entonces, yo dando vueltas sobre una
camilla con una bata que no me seguía, quedándose enganchada, mientras
chorreaba líquido…
Los médicos estuvieron valorando
si las imágenes que habían conseguido capturar eran suficientes para comprobar que
todo estaba bien o por su contra teníamos que repetir la prueba. Después de un
rato, me dijeron que todo estaba correcto y que ya podía cambiarme.
Al salir nuevamente al
pasillo encontré a Gina con cara de haber esperado una eternidad sin saber qué
pasaba. Nos dieron el informe médico y pudimos volver a casa a descansar.
Para la gente que se tenga
que someter a esta prueba, deciros que durante el resto del día tuve un dolor
de ovarios considerable, pero soportable, nada que un ibuprofeno no pueda
calmar. Por otro lado, estuve un par de días expulsando el contraste y manché
un poco como si tuviera una regla muy ligera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario