El lunes amaneció gris y
nublado. A medida que iba trascurriendo el día el tiempo empeoraba. Cuando
dieron las cuatro de la tarde la lluvia era proporcional a nuestro estado de
nervios, es decir, diluviaba.
Llegamos a la clínica sin
problemas y muy rápidamente entramos en la consulta de la doctora González. Tras las formalidades habituales, ya sabéis,
como va todo y esas cosas…, pasamos al tema importante, la inseminación!
Me desvestí de cintura para
abajo y me coloqué en la camilla en posición ginecológica. No sé si alguna vez
os habéis hecho una ecografía, pero las que somos asiduas a ellas, estamos
acostumbradas a que la zona donde está situada la camilla suele permanecer en
penumbra y los doctores suelen estar todo el tiempo mirando hacia la pantalla.
Pues bien, una vez colocada
en la camilla, la doctora la subió hasta la altura de su vista, me colocó el
especuló y me iluminó la zona con una lámpara. Dios!! Nunca en la vida había
estado tan expuesta… Recuerdo que al salir de la consulta Gina me dijo: He
visto partes de ti que nunca pensé que podría ver…

Justo después de descargar
el semen en el útero, me hizo una ecografía donde se podía ver con claridad la
muestra avanzando hacia los ovarios. Se veía como un líquido brillante que se movía
(adelante pequeños soldaditos, a por vuestro objetivo!!) Me hizo descansar unos
10 minutos en la camilla y ya estaba todo listo, ya nos podíamos ir a casa a
descansar!!

Ahora quedaban por delante
quince largos días donde la paciencia tenía que reinar en nuestras vidas, ya
que al haber pinchado ovitrelle no podíamos adelantar el test de embarazo por
que podría dar un falso positivo.
En el post anterior, os
explicamos que el ovitrelle es la copia de laboratorio de la hormona HCG, la
hormona encargada de dar positivo en los test de embarazo. Por lo que, como la
hemos inyectado externamente, teníamos que esperar entre 10 y 15 días para que
el cuerpo la elimine totalmente.
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